Hay tantas tortillas como
nuestra imaginación nos permita crear. Se puede mezclar huevo batido con
patatas, bacalao, merluza, jamón…casi, casi con cualquier cosa.
Esta vez he aprovechado
garbanzos, resto de un cocido, zanahorias y queso así que es una tortilla muy
completa y nutritiva.
Necesitamos para dos:
3 huevos.
2 ó 3 zanahorias,
dependiendo del tamaño.
Garbanzos cocidos y
pelados.
30/40 g de queso, yo puse
Idiazabal ahumado, pero el que os guste.
2 dientes de ajo.
2 ó 3 cucharadas de aceite
de oliva virgen extra.
Sal, perejil y pimienta
negra.
Empezamos
pelando las zanahorias y rallándolas.
Picamos los
ajos y los ponemos a freír en una sartén con el aceite.
Cuando empiezan a dorarse
añadimos las zanahorias, ponemos pizca de sal y de pimienta negra,
dejamos que se cocine a fuego no muy fuerte durante dos o tres minutos.
Yo usé garbanzos que me
sobraron de un cocido, si no tenéis podéis cocerlos con unas verduras hasta que
estén tiernos o usar garbanzos de bote. Nunca he comido garbanzos de bote por
lo que yo no puedo opinar sobre su calidad o su sabor.
La tarea más pesada de
esta receta es pelar los garbanzos pero creo que queda mucho más suave la tortilla.
Agregamos los
garbanzos a la sartén con la zanahoria, damos unas vueltas para
repartirlos bien; apartamos del fuego y añadimos el queso partido en
trocitos.
Batimos los
huevos y mezclamos con el resto de los ingredientes. Ponemos el perejil
picado (yo me olvidé).
Cuajamos la tortilla.
¡Y listo!
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