Un plato fácil de hacer,
de esos que tardas más en contarlos que en hacerlos. Queda muy vistoso y muy
rico.
Si sirves uno por persona
puede ser un aperitivo, que ya tienes preparado a falta de calentarlo en
el último minuto o un entrante si pones varios. Puede servir incluso para un
segundo si lo servimos sobre una base de patatas en salsa verde, por ejemplo.
Necesitamos:
1 calabacín mediano.
Mejillones y langostinos,
tanto como rollitos queramos hacer.
2 dientes de ajo.
½ cucharilla de harina.
¼ de cucharilla de cúrcuma
o unas hebras de azafrán.
Aceite de oliva virgen.
Perejil picado ¡yo no tenía!
Como veis no pongo sal
porque usamos el caldo que sueltan los mejillones que suele tener bastante.
Empezamos lavando
muy bien y secando el calabacín; quitamos los extremos y lo partimos
longitudinalmente en lonchas con una mandolina o a cuchillo si sois muy
hábiles.
Calentamos la plancha, o
una sartén grande, ponemos una cucharada de aceite, la extendemos con una
brocha y hacemos el calabacín por los dos lados hasta que esté blando. Yo creo
que en esta ocasión lo hice demasiado.
Mientras lavamos los
mejillones y los abrimos al vapor; sacamos la carne y reservamos el
caldo que suelten bien colado.
Pelamos los langostinos.
Ponemos dos cucharadas de
aceite en una cazuela amplia y freímos los dientes de ajo picados muy menudos;
agregamos los langostinos y los hacemos por los dos lados lo justo para
que cambien de color. Si nos pasamos de cocción al final nos quedarán secos. Los
sacamos y reservamos.
En la misma cazuela, donde
está el ajo frito y el sabor a langostino, ponemos la harina y la freímos.
Añadimos
la
cúrcuma o el azafrán tostado, ponemos el caldo de los
mejillones y un poco de agua y dejamos cocer un minuto. Reservamos.
Hacemos los rollitos: en
cada loncha de calabacín envolvemos un langostino y un mejillón.
Vamos poniendo los
rollitos en la salsa y cuando los tengamos todos los cocinamos durante un
minuto para que se caliente bien. Si los hacéis con antelación este paso
dejarlo para el momento de servirlos.
Espolvoreamos el perejil picado.
¡Y listo!
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