Este paté es muy sencillo de
hacer y es una excelente merienda para niños y mayores ya que tiene un sabor
suave y sólo lleva productos naturales, sin conservante ni nada de eso. Se conserva
bien en la nevera durante 4 ó 5 días, yo creo que incluso mejora al día
siguiente de hacerlo.
Necesitamos:
½ pechuga de pollo, sin
trocear.
1 cebolla.
2 ó 3 dientes de ajo.
Pimienta negra.
Pimentón dulce.
1 hoja de laurel.
½ vasito de brandi.
1 tomate maduro.
3 huevos medianos.
¼ de litro de leche.
Empezamos sofriendo en un poco de
aceite unos dientes de ajo y la cebolla picada menuda; cuando esté transparente
agregamos ½ copa de brandi, subimos el calor y dejamos que se evapore el
alcohol.
Adobamos la pechuga de pollo con sal y
pimienta negra y la doramos en el sofrito anterior.
Cuando esté dorada añadimos pimentón dulce, una hoja de laurel, el
tomate rallado.
Ponemos un vasito de agua,
tapamos de dejamos cocer lentamente
unos 20 minutos.
Apagamos el fuego y dejamos
reposar hasta que esté templada,
una hora más o menos.
En el vaso de la batidora o
en un bol grande ponemos los huevos,
la leche, la pechuga de pollo,
un chorro de brandi y parte de la salsa de cocinar el pollo.
Batimos hasta obtener una masa
suave y uniforme; si está demasiado espesa añadimos un poquito más de la salsa
del pollo. Rectificamos de sal y pimienta.
Ponemos la mezcla en un
molde de silicona y lo metemos en el horno, precalentado a 180ºC al baño María (dentro de un
recipiente más grande con agua).
Dejamos hasta que esté bien cuajado; el mío tardó unos 30
minutos.
Lo dejamos enfriar lentamente
dentro de baño María.
Tiene que enfriar totalmente
antes de cortarlo, mejor hacerlo de un día para otro.
Lo podemos servir con un
poco de pimienta negra por encima y un chorro de aceite de oliva o, como tiene un
sabor muy suave, se puede untar en el pan y poner mostaza o mayonesa.
¡Y listo!
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