Hoy un plato de lujo, de fiesta. Puede parecer que es laborioso pero, en realidad, es hacer un guiso de carne y añadir a la salsa a media cocción chocolate negro, que le va dar un color, un perfume, una textura y un sabor a la salsa realmente bueno.
En este caso es conejo
pero queda igualmente rico con pollo, con unas albóndigas o con carne de guisar
de ternera.
Necesitamos para
dos:
2 patas traseras de
conejo.
1 cebolla grande o
2 medianas.
2 ó 3 dientes de
ajo.
½ pimiento rojo.
2 zanahorias
medianas.
2 ó 3 cucharadas de
salsa de tomate.
½ vaso de vino
blanco.
½ cucharilla de
pimentón dulce.
Aceite de oliva
virgen extra.
Pimienta negra y
sal.
15/20 g de chocolate
negro.
Empezamos
poniendo al fuego una cazuela plana con dos o tres cucharadas de aceite y
rehogando las tajadas de conejo, adobadas con sal y pimienta negra,
hasta que estén doradas. Las sacamos a un plato y reservamos.
En la misma
cazuela, si hace falta ponemos un poco más de aceite, vamos haciendo el
sofrito.
Primero ponemos los
dientes de ajo picaditos, cuando empiecen a tomar color añadimos la
cebolla, las zanahorias y el pimiento, todo partido y con un poco de
sal; lo dejamos sofreír durante 5 ó 6 minutos.
Agregamos el
pimentón, damos unas vueltas para que se reparta y se fría.
Ponemos la
salsa de tomate y el vino blanco; hervimos un minuto y volvemos a poner
el conejo; agregamos un poco de agua, tapamos y dejamos
cocer despacio, dando vuelta a las tajadas a media cocción hasta que esté
tierno.
Cuando demos vuelta
a las tajadas ponemos el chocolate negro.
Cuando el conejo
esté podemos sacarlo y triturar la salsa; en ese caso dejamos cocer dos o tres
minutos más para que la salsa pierda el aire que haya cogido al triturar. Yo
prefiero encontrar trocitos así que no trituro.
¡Y listo, a
disfrutar!
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