Esta receta puede ser un
entrante o un plato principal, por eso os de puesto distintas cantidades,
orientativas, aunque mejor adaptarlas a vuestras necesidades.
Si es para el aperitivo
presentarlas en cucharillas, con una alcachofa, un mejillón y salsa; será muy cómodo
de comer.
Si va a ser plato
principal os recomiendo complementarlo con cuscús.
He utilizado corazones
de alcachofas pequeñas congeladas, pero
con alcachofas en conserva también quedará bien y se acorta el proceso porque
no tendréis que cocerlas.
Necesitamos para dos:
10/20 corazones de
alcachofas pequeñas.
12/24 mejillones.
½ cebolla.
2 dientes de ajo.
½ cucharilla de maicena.
1 guindilla (opcional).
¼ cucharilla de cúrcuma
(opcional).
Perejil seco.
Aceite de oliva virgen
extra.
100 g de cuscús.
Empezamos
limpiando los mejillones y abriéndolo al vapor. Para eso los ponemos en
una cazuela, con un dedo de agua, al fuego; tapamos y dejamos hasta que se
abran.
Apartamos y dejamos
templar. Los sacamos de las valvas, colamos el caldo que hayan
soltado y lo reservamos.
Ponemos las
alcachofas congeladas en agua hirviendo con sal y, cuando vuelva a
hervir, las dejamos cocer dos o tres minutos, terminarán de hacerse en la salsa.
Escurrimos y reservamos.
En una cazuela amplia
ponemos dos o tres cucharadas de aceite; freímos los dientes de ajo picados
menudos; cuando empiezan a dorarse ponemos la cebolla también picada, la guindilla
y una
pizca de cúrcuma y dejamos a
fuego suave hasta que esté transparente.
Agregamos el
vino blanco y dejamos evaporar.
Diluimos la
maicena en agua fría y lo añadimos.
Ponemos las alcachofas y
el caldo de los mejillones y dejamos cocer despacio dos o tres minutos.
Hacemos el cuscús:
pesamos la misma cantidad de agua que de cuscús; hervimos el agua con sal, lo
añadimos al cuscús, tapamos con un paño y dejamos reposar cuatro o cinco
minutos. Ponemos un poco de aceite y revolvemos con un tenedor para separar los
granos.
¡Y listo, a disfrutar!
No hay comentarios:
Publicar un comentario