Necesitamos
para dos:
2
lubinas de ración.
Para
la salsa:
1
cebolla mediana.
2
dientes de ajo.
1
zanahoria mediana.
½
pimiento rojo, si es grande.
½
cucharilla de pimentón.
½
vaso de vino blanco.
Aceite
de oliva virgen extra y sal.
Empezamos
preparando la salsa:
en una sartén ponemos dos o tres cucharadas de aceite y los dientes de ajo
picados; antes de que se doren añadimos la cebolla partida y la zanahoria
pelada y también picada menuda. Dejamos que se sofría unos cuatro o cinco
minutos, con sal y a temperatura baja.
Lavamos,
secamos y partimos en pimiento rojo en trocitos pequeños y
lo agregamos a la sartén.
Cuando
todo empiece a estar blando ponemos el pimentón, damos unas vueltas para
que se fría ¡cuidado no se queme!
Subimos
la temperatura y ponemos el vino blanco; dejamos hervir un
minuto y añadimos un poco de agua. Cocinamos dos o tres minutos.
Trituramos
la salsa en la batidora;
si queréis podéis pasarla después por un chino para quitar cualquier rastro de
la piel del pimiento.
Si
está demasiado espesa la aligeramos con un poco más de agua.
Volvemos
a ponerla en la sartén, probamos de sal y dejamos cocer un par de minutos.
La
lubina la
tendremos en filetes (que nos hará el pescadero).
Calentamos
la plancha o
una sartén amplia, extendemos una cucharada de aceite y ponemos los
lomos de lubina, sazonados con sal, primero con la piel hacia abajo
durante unos tres o cuatro minutos y después damos la vuelta y cocinados dos
minutos por el lado de la carne.
Adaptar
estos tiempos al tamaño de vuestro pescado; si es una lubina grande habrá, lógicamente
que aumentarlos pero siempre teniendo cuidado de no excedernos y que quede el
pescado seco.
También
lo podéis hacer en el horno; mientras se cocina la salsa ponéis el pescado, con
sal y un poco de aceite, en el horno a 200º durante siete u ocho minutos.
Servís
un poco de salsa en el fondo del plato y el pescado encima, con la piel hacia
arriba, acompañado de una ensalada o unas patatas cocidas.
¡Y
listo, a disfrutar!
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