Un auténtico festival de vitaminas, minerales, fibra, color y
sabor.
Un pequeño bol de esta crema templada, que ya empieza a
refresca, a la hora de la cena te reconcilia con el mundo.
Es muy barata, fácil y rápida de hacer y se puede terminar
con frutos secos, yogur, huevo cocido, jamón picado…a gusto de cada uno.
Necesitamos:
2 remolachas.
1 manzana, mejor de una variedad ácida.
2 zanahorias.
1 patata pequeña.
Sal y aceite de oliva virgen extra.
Empezamos lavando muy bien las remolachas y poniéndolas a
cocer; ya cocí varias, para otras preparaciones y las más pequeñas tardaron 20
minutos y las demás 30 aproximadamente.
Dejamos templar y las pelamos.
También podemos comprarlas ya cocidas y envasadas al vacío. Esto acorta mucho el tiempo de cocinado.
Ponemos las zanahorias y la patata, peladas y picadas a cocer
en agua con sal.
A los 10 minutos añadimos la manzana, también pelada y picada
y las remolachas; dejamos cocer hasta que todo está tierno, unos cinco minutos
más y trituramos.
Probamos y rectificamos de sal.
Servimos con el acompañamiento que más nos guste y un
chorrito de aceite crudo.
Un montoncito de pipas de girasol y calabaza tostadas o una
cucharilla de yogur en el centro y con un palillo hacéis “los rayitos”.
También se podría añadir nata a la crema que le aporta una
textura más untuosa y más espesor. Esto tendríamos que hacerlo después de
triturar y dejar hervir un minuto.
¿Comemos?
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