Un guiso un poco laborioso de hacer, aunque nada difícil; y si tenemos en cuenta que es (o puede ser) plato único pues tampoco es demasiado cocinar.
Hay que organizarse un poco para ir “encadenando” los distintos pasos, desde poner a remojo los garbanzos hasta añadir el último ingrediente pero creo que merece el esfuerzo.
Durante el verano el bonito, junto con las sardinas, que convierte en el pescado estrella de Asturias; la costera empieza en junio y hasta finales de agosto, más o menos, comemos bonito cocinado de todas las formas imaginables.
El mejor consejo que se puede dar respecto al bonito es: no lo cocines demasiado, lo justo, porque se seca y queda insípido; así que en este caso “menos es más”.
¿Y qué os voy a decir de los garbanzos? ¿y las alcachofas? Soy una gran fan de estos ingredientes.
Necesitamos para dos:
160 gramos de garbanzos secos.
1 rodaja de bonito fresco no muy grande; una vez limpia de espinas y piel la mía pesaba 150 gramos.
6 u 8 corazones de alcachofa.
1 zanahoria y un puerro (o media cebolla).
2 dientes de ajo, ½ cebolla y ½ pimiento rojo.
½ cucharilla de pimentón dulce.
Sal y aceite de oliva virgen extra.
Perejil.
Empezamos cociendo los garbanzos, que habremos puesto a remojo la noche anterior, con sal, la zanahoria y el puerro hasta que estén tiernos. Escurrimos y reservamos el caldo de cocción.
Trituramos las verduras de cocción, con una pequeña parte del caldo. Reservamos.
Mientras ponemos en una cazuela amplia dos o tres cucharadas de aceite y sellamos, por los dos lados, la raja de bonito, un minuto por cada lado es suficiente; la sacamos y cuando esté fría quitamos la espina central y la piel. La troceamos y reservamos.
En esta misma cazuela ¡sin limpiarla! hacemos un sofrito con los dientes de ajo, la cebolla y el pimiento.
Cuando todo esté bien pochado ponemos el pimentón y lo freímos, con cuidado que no se nos queme; añadimos los garbanzos cocidos, las verduras que hemos triturado (que darán espesor al guiso) y algo más de caldo, el suficiente para que quede ligeramente caldoso, aunque esto va en gustos.
Agregamos las alcachofas congeladas y lo dejamos cocer todo junto unos diez minutos, hasta que estén tiernas. Si usáis alcachofas en conserva las agregáis a la vez que el bonito ya que solo tienen que calentarse.
Ya solo nos queda poner el bonito, en trozos de bocado y el jugo que haya soltado y dejarlo otros cinco minutos más para que se termine de hace y se conjunten todos los sabores.
Servimos con el perejil picado.
¿Comemos?
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