jueves, 26 de noviembre de 2020

Salmón al vino blanco.


 

Últimamente me he aficionado a preparar el salmón al horno: se cocina rápido, con su propia grasa, sin añadir más, queda jugoso y te permite hacer una salsa o un acompañamiento en el tiempo que él está en el horno.

Esta salsa con vino blanco es muy sencilla de hacer y aporta un puntito ácido que va muy bien al salmón.



Necesitamos para dos:

Un trozo de salmón, sin espina, de la cola o del lomo. El mío pesaba 420 gramos.

Una cucharada de mantequilla.

½ cucharada de harina.

1 vaso de vino blanco.

Sal y pimienta.

Empezamos calentando el horno a 180º. 

Ponemos el salmón en una fuente y lo salpimentamos. Cuando el horno esté caliente metemos el salmón y lo dejamos, dependiendo el grosor de la tajada, unos 15/18 minutos. Hay que tener cuidado de no pasarnos de cocción para que no quede seco.

Mientras se asa el salmón hacemos la salsa: en un cazo ponemos una cucharada de mantequilla y añadimos la harina; damos unas vueltas y lo cocinamos dos o tres minutos más o menos para que la harina no sepa a crudo.

Agregamos el vino blanco y, con un batidor damos vueltas, como si hiciéramos una bechamel, para que no haga grumos; dejamos que se cocine a fuego suave cinco o seis minutos, para que evapore bien el alcohol y espese.

Servimos el salmón con un poco de salsa y el resto aparte para añadir al gusto.

Yo lo serví con arroz blanco y una ensalada de canónigos.



¡Y listo, a disfrutar!

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