jueves, 14 de marzo de 2024

Cazuela de garbanzos, con verduras.


El frío ha vuelto, bueno en realidad, casi es su primera visita en todo el invierno. El caso es que apetece un plato de cuchara bien caliente.

En media hora podéis tener este plato si utilizáis garbanzos de bote o si los tenéis cocidos y congelados. Yo intento tener siempre un táper en el congelador con los garbanzos cocidos en un caldo de verduras porque te puede resolver una comida fácilmente.



Necesitamos:

Garbanzos cocidos, con el caldo. Si son de bote y no tenemos caldo ponemos agua; los lavamos muy bien antes de usarlos.

Verduras: puerros, zanahorias, cebolla, ajo y nabo.

Champiñones.

Alcachofas, yo congeladas.

Pimentón dulce y cúrcuma.

Sal y aceite de oliva virgen extra.

Empezamos haciendo un sofrito con la verduras: ponemos el aceite, dos o tres cucharadas y vamos añadiendo primero el ajo, cuando empiece a “bailar” agregamos la cebolla, la zanahoria, el puerro y el nabo, todo picado pequeño, con sal y la hoja de laurel. Dejamos que se cocine unos diez minutos más o menos, hasta que pierda algo de dureza y entonces ponemos los champiñones, limpios en trozos grandes.

Seguimos cocinando unos tres o cuatro minutos mas y añadimos el pimentón y la cúrcuma



Dejamos que se fría y ponemos los garbanzos escurridos y las alcachofas; si son congeladas se hacen en pocos minutos y si son en conserva con que se calienten es suficiente.

Cubrimos con el caldo o agua y cocemos despacio unos 10 minutos.

Así de simple. Así de completo. Así de rápido. Así de rico.

lunes, 11 de marzo de 2024

Lombarda con manzana y bacalao confitado.



Para mi gusto un plato de lujo. No es una receta barata aunque el ingrediente mayoritario sea la lombarda, una verdura llena de nutrientes, vitaminas, minerales y no sé cuantas cosas más.

Recuerdo que en mi infancia, haya por el Pleistoceno, el bacalao era un producto de “pobres” o al menos de la clase trabajadora; así platos como croquetas, patatas o garbanzos con bacalao formaban parte de las recetas habituales en muchos hogares.

Hoy día el bacalao ya tiene un precio mucho más elevado y si a eso unimos el precio del aceite necesario para confitarlo pues pasa a ser una receta relativamente cara. Es verdad que el aceite se aprovecha en su totalidad ¡faltaría más! para esta receta y otras*.

Otra cosa a tener en cuenta es que hay que planificar su elaboración con tiempo ya que hay que desalar el bacalao.



Necesitamos para dos:

½ lombarda.

½ cebolla.

½ manzana grande o una mediana; se puede poner más o menos al gusto.

Unas tajadas de bacalao salado.

Sal y aceite de oliva virgen extra (en cantidad suficiente).

Empezamos desalando el bacalao; lo lavamos bajo el grifo para quitar la sal que tenga pegada y en agua fría, en la nevera y cambiándole el agua al menos dos veces al día lo tenemos el tiempo suficiente para que desale; dependiendo del grosor de las tajadas necesitará de 36 a 48 horas.

Cuando esté lo secamos bien con papel de cocina y lo confitamos; para ello en una cazuela, donde quepan las tajadas sin amontonar ponemos el aceite suficiente para cubrirlas, calentamos a fuego medio hasta que veamos que el bacalao desprende pequeñas burbujas; lo mantenemos a esa temperatura, evitando que se caliente más, durante unos 18/20 minutos, para tajadas gruesas. Apagamos y dejamos que enfríe.

En una cazuela ponemos una parte del aceite que hemos usado para confitar, que tiene todo el sabor del bacalao, y pochamos la cebolla; aprovechamos para picar la lombarda (quitamos los nervios más gruesos); cuando la cebolla empieza a ablandar ponemos la lombarda, mezclamos bien y tapamos para que se vaya estofando con su propia agua.

Después de unos diez minutos que ya estará blanda agregamos la manzana, pelada o no, al gusto y picada; mezclamos y seguimos cocinando hasta que la lombarda esté. Hay que controlar para que no se nos pase de cocción y quede demasiado blanda, mejor que conserve su textura.


Desmenuzamos el bacalao, sacando las lascas y lo añadimos, sin que llegue a enfriarse el guiso, mejor templado.

*guardamos el aceite restante, que tendrá el sabor y la gelatina del bacalao; yo lo aproveché para preparar unas fabas, alubias blancas. Ya os contaré.