miércoles, 12 de diciembre de 2018

Berenjenas con cuscús y anchoas.


Las berenjenas rellenas son un plato muy versátil porque cambiándole el relleno tenemos un plato nuevo y distinto.

Admiten casi, casi de todo: carne, pescado, marisco, verduras…todo el mundo puede encontrar un relleno a su gusto.


También tiene la ventaja de que se puede tener preparado con antelación a falta del último golpe de horno, del gratinado.


Necesitamos para dos:
Dos berenjenas.
1 cebolla mediana.
60 g de cuscús.
½ cucharadita de curry.
6 u 8 anchoas saldas en conserva.
Aceite de oliva virgen extra y sal.
Para gratinar necesitamos: 2 dientes de ajo picaditos, perejil picado y pan rallado.

Empezamos lavando las berenjenas y partiéndolas longitudinalmente. Calentamos el horno a 180º, hacemos unos cortes, no profundos en la carne de la berenjena, salpimentamos y untamos con aceite ligeramente. Asamos las berenjenas unos 30 minutos. Las sacamos y dejamos que se templen.

Mientras en una sartén ponemos dos o tres cucharadas de aceite y sofreímos la cebolla picada menuda. Cuando podamos tocar la berenjena sin quemarnos sacamos la carne, con cuidado de no estropear la piel, y la picamos.

Mezclamos el sofrito de cebolla con la berenjena picada y sofreímos unos minutos, tres o cuatro.

Preparamos el cuscús.

Yo lo hago así: Unto una fuente con una cucharada de aceite; pongo el cuscús; lleno un vaso con el mismo volumen de agua y lo pongo a calentar con un poco de sal y una pizca de curry. Cuando hierve se lo echo al cuscús, lo tapo y dejo reposar e hidratarse unos 10 minutos. 

Pasado este tiempo con un tenedor empiezo a removerlo con un tenedor para que se airee y no tenga grumos. Ya lo tengo.

Añadimos el cuscús hidratado al sofrito de cebolla y berenjena.

Vamos rellenando las pieles de berenjena hasta la mitad, ponemos encima las anchoas enteras o picadas a nuestro gusto y completamos con el resto del sofrito.




Mezclamos el ajo picado, pan rallado y perejil y con esta mezcla cubrimos las berenjenas.



Hasta aquí podemos tener el plato preparado y gratinar cuando lo vayamos a consumir.

El gratinado es una técnica de cocina que consiste en cubrir un alimento con otro producto, generalmente queso, bechamel o pan rallado y dorarlo dándole calor fuerte directamente en el horno.


Sí dejamos el plato para terminarlo después hacemos así: calentamos el horno a 150/160º, metemos la fuente cubierta con papel de aluminio y dejamos que se calienten bien por dentro las berenjenas; quitamos el papel, subimos la temperatura a 180/190º y gratinamos hasta que se dore.


                                             ¡Y listo!

sábado, 8 de diciembre de 2018

Bizcocho de boniato.



El boniato o batata no es un producto que forme parte de mi dieta, es más hasta hace relativamente poco tiempo, un par de años, no lo había probado y mucho menos cocinado. Ahora lo uso en purés y cremas y me gusta su sabor y su color. Esta vez lo he asado para hacer un bizcocho.


Este bizcocho es húmedo, muy suave y con un agradable sabor a canela.




Necesitamos:
300 g de boniato asado.
2 huevos.
200 g de harina.
100 g de azúcar moreno.
1 sobre de levadura química.
50 g de aceite de girasol.
100 g de leche.
½ cucharada de canela molida.

Cobertura: una cucharada de azúcar blanco, una cucharada de azúcar moreno y ½ cucharada de canela molida.


Empezamos asando el boniato.

Es fácil: lo lavamos muy bien debajo del grifo, lo secamos y lo envolvemos en papel de aluminio.

Calentamos el horno a 190º/200º y lo metemos. Conviene asar varios a la vez para rentabilizar el gasto del horno; después se pueden usar para otras preparaciones, cremas o purés.

Otra cosa a tener en cuenta es el tamaño de los boniatos, procuraremos ponerlos de un peso similar para que estén asados todos al mismo tiempo.

Los míos pesaban entre 300/350 g y tardaron 45 minutos. Yo los pincho con una brocheta para comprobar.

Cuando enfríe y podamos pelarlo sacamos toda la carne y la ponemos en un bol amplio.

Vamos añadiendo el azúcar, los dos huevos, el aceite y la leche y lo trituramos bien con la batidora.

Mezclamos la harina, la levadura y la canela; lo pasamos por un colador y se lo vamos agregando, por partes, a la masa líquida. Ponemos 1/3 y revolvemos hasta integrarlo, otro 1/3 y volvemos a integrar y así hasta terminar.

Ponemos la masa en un molde, si es de silicona no necesita sino lo forramos con papel.

Mezclamos el azúcar blanco, el moreno y la canela y cubrimos la masa del bizcocho.

Calentamos el horno a 180º y lo metemos durante unos 50 minutos.

Sacamos del horno, dejamos unos 15 minutos y desmoldamos. Tiene que terminar en enfriar sobre una rejilla.


                                                    ¡Y listo!

jueves, 6 de diciembre de 2018

Patatas con bacalao.


La receta de hoy es un guiso muy tradicional, un clásico en muchas cocinas; como todo guiso tradicional tiene muchas variantes, muchas formas de hacerlo, cada casa tiene su fórmula y sus gustos.

La manera que yo os propongo hoy, friendo el bacalao antes no es la que hago con más frecuencia pero me apetecía probar y el resultado me ha gustado mucho.




Necesitamos para dos:
250 g de bacalao salado.
400 g aproximadamente de patatas.
1 cebolla mediana.
2 ó 3 dientes de ajo.
1 hoja de laurel.
½ vaso de vino blanco.
Azafrán.
Harina, para rebozar el bacalao.
Aceite de oliva virgen.

Empezamos 24 0 48 horas antes de hacer el guiso poniendo a desalar el bacalao. Dependiendo del grosor de las tajadas tardará más o menos tiempo. Lo lavamos bajo el grifo con agua fría y lo ponemos, cubierto de agua en un bol en la nevera. Le cambiamos el agua tres veces al día.

Pelamos las patatas y la partimos cascándolas para que tengan los cortes irregulares, con picos que se desharán al cocinarlas y engordarán el caldo.

Secamos bien el bacalao con papel de cocina y lo pasamos por harina; en la cazuela donde vamos a hacer el guiso ponemos unas cucharadas de aceite y freímos el bacalao; cuando esté dorado lo sacamos a un plato y reservamos.

En la misma cazuela y con el aceite que usamos para freír ponemos a sofreír los dientes de ajo y la cebolla picados; cuando la cebolla empieza a ablandar ponemos media cucharada de harina, freímos y añadimos el vino blanco.

Agregamos las patatas, el laurel y el azafrán tostado y cubrimos con agua. Dejamos cocer despacio unos 15 minutos. De momento no ponemos sal.

Volvemos a poner el bacalao y todos los jugos que haya soltado en la cazuela con las patatas y seguimos cociendo 3 ó 4 minutos más.


Probamos de sal y dejamos reposar unos 10 minutos antes de servir.



                                             ¡Y listo!

Os dejo el enlace a otra receta de patatas con arroz y bacalao por si os apetece echar un vistazo.

martes, 4 de diciembre de 2018

Zanahorias asadas.


La zanahoria es una de las hortalizas más versátil que podemos usar en la cocina; se puede tomar cruda, cocida, frita…Se puede utilizar en ensaladas, guisos, purés y, por supuesto en preparaciones dulces, tartas, mermeladas…

Los beneficios que aporta a nuestro organismo son muchos: es rica en potasio, flúor y fósforo; si se toma cruda ayuda a fortalecer dientes y encías; es rica en fibra, ayuda a combatir el estreñimiento; por su elevado contenido en agua es diurética; fortalece las uñas y el cabello y un largo etcétera de propiedades más.

La receta de hoy, zanahorias asadas, es una excelente guarnición para acompañar carne.

Necesitamos:
Zanahorias ecológicas, si puede ser. La cantidad depende para cuantos. Yo hice medio kilo para dos y ¡casi no sobraron!
Media cebolla.
4 ó 5 dientes de ajo sin pelar.
Pimienta negra en grano.
Aceite de oliva virgen extra y sal gorda.

Empezamos pelando las zanahorias; las partimos al medio longitudinalmente y después cada trozo en dos o tres dependiendo del grosor de la zanahoria. Se trata de conseguir unos bastones de tamaño y grosor similar.

Partimos la cebolla en trozos grandes y separamos las capas.

En una fuente de horno ponemos las zanahorias, la cebolla y los dientes de ajo; sazonamos con sal gorda, agregamos los granos de pimienta un poco machacados en el mortero y aceite.

Removemos para que todo se unte bien.


Metemos en el horno a 180º durante unos 30 minutos, más o menos; lo mejor sacar un trozo y probar, tiene que quedar asada pero con un toque crujiente aunque bueno el punto va en gustos.

¡Y listo!

sábado, 1 de diciembre de 2018

Patatas fritas para guarnición.


¡Unas humildes patatas fritas y qué ricas están! Estas quedan crujientes por fuera y muy tiernas por dentro, con un rico saborcito a ajo y a pimentón*.

Nos pueden servir de picoteo, tipo patatas bravas o como guarnición de otro plato.




La receta se la vi hacer a Carlos Arguiñano en su programa de la tele.



Necesitamos:
Patatas, que tengan más o menos el mismo tamaño.
Aceite de oliva virgen extra.
Unos dientes de ajo.
Una cucharadita de pimentón dulce o mezcla de dulce y picante*.
Sal y perejil.



Empezamos lavando muy bien unas patatas para cocerlas enteras y con piel.

Las ponemos en una cazuela con agua fría y sal y las cocemos hasta que están tiernas, unos 20/25 minutos según el tamaño. Yo las pincho con una brocheta de madera para comprobar si ya están.

Dejamos templar y las pelamos.

Las partimos en cuadraditos o en medias lunas.

Ponemos abundante aceite en una sartén amplia y las freímos a calor moderado, dándoles vuelta para que se doren por todos los lados.

Pelamos los dientes de ajo y los picamos; lavamos y picamos un manojo de perejil.

En otra sartén con dos cucharadas de aceite freímos el ajo y el perejil.


Sacamos las patatas a una fuente con papel absorbente.

Las ponemos en la fuente de servir, espolvoreamos el pimentón y echamos por encima el sofrito de ajo y perejil y unas piedras de sal gorda.



*En esta ocasión yo no puse el pimentón como veis en las fotos; las volví a hacer, esta vez sin fotos, y os aseguro que el pimentón les da un sabor especial y muy rico. Os animo a ponerlo.

                                         ¡Y listo!

viernes, 30 de noviembre de 2018

Pan con nueces y avellanas.



Un pan estupendo para tomar con dulce o con salado, con mermelada o con queso, con dulce de membrillo o con jamón cocido…con lo que queráis.




Necesitamos:
550 g de harina.
280 g de agua templada.
1 huevo pequeño.
10 g de sal.
90 g de avellanas tostadas y nueces.
15 de levadura fresca de panadería.
1 cucharada de miel.

Empezamos pesando todos los ingredientes.

Ponemos en un bol el agua templada y disolvemos en ella la levadura y la miel; batimos ligeramente el huevo y lo añadimos.

Ahora vamos poniendo la harina pasada por un colador y mezclada con la sal. Mezclamos bien y ponemos las avellanas y las nueces partidas en trozos no muy pequeños.

Sacamos del bol y amasamos bien; podemos poner algo más de harina si es necesario ya que todas no absorben igual; yo había puesto 500 g y tuve que añadir aproximadamente 50 g más, poco a poco.

Hacemos una bola y dejamos reposar hasta que leve; yo suelo meter el bol en el horno apagado.

Sacamos y amasamos muy suave para sacar el aire; hacemos un rulo del tamaño del molde donde lo vayamos a cocinar y dejamos nuevamente reposar, unos 30 minutos, aunque el tiempo depende de la temperatura ambiente.

Calentamos el horno a 200º, metemos el molde y lo dejamos hasta que esté bien dorado, el mío tardó 40 minutos.

Como veis en las fotos mi molde resultó un poco pequeño para esta masa, quizá por la cantidad de harina que tuve que añadir de más.

¡Y listo!

domingo, 25 de noviembre de 2018

Albóndigas en salsa de cebolla.


Los que me leéis de vez en cuando ya me habréis “oído” decir más de una vez que me gustan mucho los plato que se pueden hacer con antelación y después calentar cuando nos hacen falta.

Las albóndigas son uno de esos platos. Los puedes hacer el día antes o por la mañana pronto y después calentarlos despacito y disfrutarlos cuando llegas de trabajar o …de tomar el vermut, depende del día.



Necesitamos:
750 g de carne picada, 500 g de ternera y 250 g de cerdo.
2 cebollas.
2 ó 3 dientes de ajo.
1 huevo.
Unas ramas de perejil.
Miga de pan y leche.
Medio vaso de vino blanco.
1 cucharadita de harina.
Además sal, pimienta negra y aceite de oliva virgen extra.

Empezamos pelando y picando las cebollas menudas.


Se pochan a fuego suave en 2 ó 3 cucharadas de aceite de oliva hasta que estén suaves y ligeramente doradas.

Ponemos la miga de pan a remojar en leche.

Ponemos la carne en un bol y añadimos la mitad de la cebolla pochada, el huevo, los dientes de ajo picaditos o machacados en el mortero, el perejil picado y la sal. Damos una vueltas para que se reparta bien.


Escurrimos bien la miga de pan y la añadimos junto con la pimienta. Damos unas vuelta y lo dejamos reposar para que la carne coja el sabor durante unos 30 minutos en la nevera.


Hacemos las albóndigas, mejor pequeñas; las mías pesaban aproximadamente 30/35 g (sí, lo confieso tuve la paciencia de ir cogiendo porciones de carne y pesándolas para hacerlas más o menos iguales).

Ponemos aceite en una sartén y las freímos, dándoles la vuelta para que queden doradas por todos los lados. Sacamos a un plato.


Quitamos la mayor parte del aceite de la sartén y ponemos la otra mitad de la cebolla que teníamos pochada. Añadimos una cucharadita de harina y la cocinamos para que pierda el sabor a crudo. 

Agregamos el vino y dejamos hervir un par de minutos para evaporar el alcohol.

Añadimos agua o caldo y dejamos cocer hasta que la salsa ligue bien, esté bien espesita.


Ponemos las albóndigas y el damos un hervor, un par de minutos, no necesitan más ya que todo estaba ya cocinado.

Yo las serví con un puré de patatas.

                                             ¡Y listo!

Esta receta la vi aquí, un blog que me gusta mucho y merece la pena echar un vistazo, bueno más de uno.

jueves, 22 de noviembre de 2018

Crema de calabaza y langostinos.



Una crema caliente, nutritiva, con un rico sabor y con una textura suave es siempre una buena opción para la cena o para empezar una comida. 

Una pequeña ración servida en vaso y acompañada de un vino es un entrante o aperitivo que os ayuda a esperar el plato principal disfrutando.

El componente fundamental de esta crema es la calabaza y va acompañada de langostinos que, creo, la complementan muy bien.

Es fácil de hacer y económica, se puede hacer con antelación y terminar los langostinos y el pan frito en el último momento, nutricionalmente está equilibrada y además... está muy rica.





Necesitamos para la crema:
½ Calabaza cacahuete.
Dos patatas medianas.
½ cebolla mediana.
Dos dientes de ajo.
Dos langostinos grandes por persona.
Una rebanada de pan.

Para el caldo de pescado: las cabezas y caparazones de los langostinos, una espina de merluza, un trozo de cebolla y un chupito de brandy.

Además necesitamos: sal y aceite de oliva virgen extra.

Empezamos haciendo el caldo.

Pelamos los langostinos y los reservamos; también las cabezas y los caparazones.

En una pota ponemos un poco de aceite, añadimos la cebolla, picada, las cabezas y los caparazones de los langostinos y sofreímos hasta que estén ligeramente tostados; agregamos la espina de la merluza y el brandy, dejamos que se evapore el alcohol; cubrimos con agua , ponemos sal y dejamos cocer despacio durante unos 15 minutos.

Machacamos bien las cabezas con la garcilla, para sacarles todo el sabor y colamos el caldo, que en este momento ya es un rico caldo con un gran sabor.

Mientras se hace el caldo pelamos y picamos la cebolla,los dientes de ajo, la calabaza y las patatas.

Ponemos en una cazuela y cubrimos con el caldo.

Dejamos cocer unos 15/20 minutos a fuego suave.

Trituramos y rectificamos de sal.

En una sartén con ½ cucharada de aceite hacemos los langostinos, dos minutos por cada lado o algo menos dependiendo del tamaño.

Freímos unos trocitos de pan hasta que estén crujientes y tostados.

Servimos la crema con los langostinos, el pan frito y unas gotas de aceite de oliva virgen extra.




                                           ¡Y listo!