jueves, 28 de diciembre de 2017

Pollo (pitu caleya) con patatinos.




Un pitu caleya es como en Asturias se llama a los pollos grandes, criados en libertad, o al menos en semi-libertad. 

Tradicionalmente en las aldeas asturianas se criaban pollos, para los días especiales como Navidad o la fiesta del pueblo, que pastaban por las caleyas, por los  caminos. Así además de aprovechar todo el alimento que podían encontrar hacían mucho ejercicio por lo que su carne era dura y fibrosa.

En la actualidad es difícil encontrar pollos sueltos por los caminos pero se conserva la costumbre de dejarlos libres por fincas cerradas.



Necesitamos:
Un pitu caleya o campero, grande. Utilizaremos las zancas, la  pechuga y el contramuslo. Con el resto, cuello, espinazo, alas…y unas verduras podemos hacer un caldo.
Cebollas, ajos, zanahorias.
Patatas pequeñas.
Vino tinto.
Aceite de oliva virgen y sal.

Esta es una receta para hacer con tiempo, sin prisa. Empezamos adobando las tajadas de pollo, la noche anterior a cocinarlo, con ajo y un chorrito de aceite.

Al día siguiente quitamos bien el ajo, lo reservamos, salamos y lo freímos.

Picamos las cebollas, en trozos más bien grandes ya que la cocción es larga, y las zanahorias peladas.

En el mismo aceite de freír la carne ponemos el ajo del adobo, las zanahorias y las cebollas, y dejamos rehogar durante unos minutos, con su sal.

Ponemos de nuevo las tajadas y añadimos un vaso de vino tinto; dejamos evaporar el alcohol y agregamos un poco de agua (no mucha porque las cebollas soltará bastante líquido).

Tapamos y dejamos cocer despacio, vigilando de vez en cuando por si necesitara más agua, durante unas tres horas. Pinchamos y comprobamos que esté tierno.

Yo utilicé una cazuela de hierro fundido que una vez que coge temperatura con tener la vitro al uno mantiene bien el calor y sigue cociendo sin problema.

Apagamos y dejamos que repose, al día siguiente estará espectacular.

Cuando lo vayamos a comer lo ponemos a calentar y agregamos las patatitas enteras, dejamos unos 15 minutos hirviendo despacio y todo estará en su punto: las patatas tiernas y las tajadas bien calientes por dentro.


 
Ya veis que es una receta que necesita tiempo aunque solo en momentos puntuales hay que vigilar; el resultado es un guiso sabroso, abundante, con un pollo de este tamaño come mucha gente y para los amantes de la carne un auténtico placer.

miércoles, 6 de diciembre de 2017

Milhojas de berenjena con parmentier.




Que no cunda el pánico; mucho título para un plato fácil, sencillo y sano.

El parmentier podríamos resumirlo como un rico puré de patatas y milhojas es simplemente ir poniendo capas de distintos productos.




Necesitamos:

Para el parmentier: patatas harinosas, mantequilla y leche.
Para el milhojas: berenjena, salsa de tomate casera y queso mozzarela.
Además necesitamos sal, aceite de oliva virgen y unas aceitunas negras.

Empezamos cociendo las patatas con sal; cuando están tiernas las escurrimos bien y las pasamos por el pasapurés; añadimos un trozo de mantequilla y damos vueltas para que se deshaga con el calor de las patatas; vamos añadiendo leche templada hasta dejarlo del espesor que nos guste, sin dejar de remover. Probamos de sal y rectificamos si hace falta.

Lavamos muy bien la berenjena y la secamos; con una mandolina, o un cuchillo bien afilado y mucho pulso, vamos haciendo rodaja finas.

Untamos la plancha con un poco de aceite y vamos haciendo las rodajas de berenjena hasta que estén tiernas. Las berenjenas son como esponjas: nunca tienen bastante aceite, son capaces de absorber todo el que pongáis así que cuidado.

Cuando tengamos todas las rodajas vamos montando el milhojas.

Ponemos dos o tres rodajas de berenjena en la base, no totalmente superpuestas para tener más superficie; encima una cucharadita de salsa de tomate, berenjena, rodaja de queso, berenjena, tomate…terminamos con berenjena y queso.

Calentamos el horno a 180º y metemos los milhojas durante unos 20 minutos o hasta que veamos que está todo bien cocinado y el queso fundido.

Emplatamos poniendo una cama de parmentier y encima un milhojas. Adornamos con aceitunas negras y un chorro de aceitte de oliva virgen.


 
                                        ¡Y listo!