martes, 13 de julio de 2021

Ensalada de judías verdes (fréjoles).


 Una ensalada simple y muy veraniega; la única “innovación” si puede decirse así es el aderezo con pimentón que, por otro lado es muy tradicional en León; así se comen los huevos cocidos, los cachelos…así se marinan los filetes de jamón fresco o de lomo…en fin que somos muy “amantes” del pimentón.





Necesitamos para dos:

200 gramos de judías verdes.

Dos patatas medianas.

2 huevos.

Aceite de oliva virgen extra.

½ cucharadita de pimentón dulce.

Sal.

Empezamos cociendo las patatas enteras, lavadas y sin pelar, con un hervor suave para evitar que se rompan, en agua con sal. 

Cuando estén cocidas (las pinchamos con una brocheta para comprobar) las dejamos templar, las pelamos y cortamos en rodajas gruesas.

Mientras se cuecen las patatas cocemos los huevos.

Despuntamos las judías y las partimos a la mitad longitudinalmente; después en tres o cuatro trozos; las cocemos en agua hirviendo con sal entre cinco y siete minutos (el tiempo depende de la calidad y frescura), deben quedar tiernas pero no muy blandas.

Ponemos las rodajas de patata en la fuente de servir y aliñamos con un poco de aceite antes de que se enfríen.

Encima colocamos las judías y sobre estas el huevo cocido picado.

Mezclamos en un bol el aceite, el pimentón y sal; lo batimos.

Aliñamos la ensalada al momento se servirla.



¿Comemos o qué?


domingo, 11 de julio de 2021

Croquetas de zanahorias ralladas.


 

Las croquetas son un aperitivo de éxito asegurado ¡al menos en mi casa!


Estas con zanahoria son a petición de mi nieto mayor (el peque las quiere de jamón, jajaja).

Tengo publicadas otras con las zanahorias asadas y no sé cual me gusta más: tienen un sabor y una textura muy suave, delicada.



Necesitamos:

250 gramos de zanahoria rallada.

50 gramos de harina.

50 gramos de mantequilla.

400 gramos de leche.

sal.

Pan rallado y huevo.

Empezamos poniendo la mantequilla a calentar; agregamos la zanahoria rallada con un poco de sal y dejamos a fuego medio unos 10 minutos, dando vueltas de vez en cuando, para que pierda la humedad.

Agregamos la harina y seguimos cocinando 4 ó 5 minutos más.

Ponemos la leche y con unas varillas para evitar los grumos cocinamos hasta tengamos una bechamel espesa.

La pasamos a una fuente y dejamos enfriar tapada con film, pegado a la masa para evitar que forme corteza.

Cuando la masa esté fría, mejor de un día para otro formamos las croquetas; las rebozamos en pan rallado, huevo y pan rallado.

Dejamos reposar mientras se calienta el aceite y las freímos hasta que estén doradas.

Las sacamos a papel absorbente y servimos calientes.


¿Comemos o qué?

viernes, 9 de julio de 2021

Bizcocho de calabacín con jengibre y canela.

 

¡Empieza la temporada del calabacín! En nuestra huerta este año solamente tenemos dos plantas pero ya sabemos, por experiencia, que a partir de ahora casi todos los días hay algún calabacín para recoger.

Pisto, calabacín relleno, tortilla de calabacín, puré,  a la plancha, rollitos de…y bizcocho: las mil formas de aprovechar y disfrutar de este humilde vegetal.

Como tiene un sabor suave a mí me gusta ponerle algún ingrediente que le dé un poco de chispa, en este caso jengibre y canela.

El jengibre le aporta un puntito picante que a mí me encanta; con la canela hay que tener cuidado porque es muy protagonista y puede anular a los demás sabores.

Necesitamos:

200 gramos de calabacín pesado después de extraer toda el agua. No lo pesé antes pero eran dos calabacines pequeños.

2 huevos.

100 gramos de azúcar.

210 gramos de harina.

100 gramos de aceite de girasol.

40 gramos de leche.

½ sobre de levadura (tipo Royal).

½ cucharilla de bicarbonato.

Jengibre rallado, unos 2 ó 3 centímetros.

Canela, al gusto.

Una pizca de sal.

Empezamos lavando el calabacín y despuntándolo; lo rallamos con un rallador grueso y lo ponemos en un colador para que vaya soltando el agua, presionando de vez en cuando con una cuchara.

Podéis pelarlo o dejar la piel. Yo solo quito alguna parte si está dañada, el resto lo dejo. Si usáis calabacín de cultivo ecológico os aconsejo dejarla, sino…

Mientras el calabacín pierde el agua vamos preparando los demás ingredientes.

Batimos los huevos con el azúcar, hasta que se deshaga; vamos añadiendo y batiendo el aceite, la leche, el jengibre rallado y la canela.

Aparte mezclamos la harina con la sal, la levadura y el bicarbonato; en tres o cuatro veces se lo vamos agregando a la masa líquida hasta tener una mezcla homogénea.

Ahora yo pongo el calabacín rallado en un papel de cocina y después en un trapo de cocina para apretar bien y terminar de sacar el agua. Lo añadimos a la mezcla.

Calentamos el horno mientras la masa reposa unos 10 minutos, a 170 grados.

Lo ponemos en un molde alargado de uno 22/24 centímetros y lo horneamos aproximadamente 45 minutos (ya sabéis que el tiempo no se puede decir exacto, pincháis y comprobáis).

A partir de los 30 minutos podéis abrir el horno ¡con cuidado! y cubrirlo con un papel de aluminio si se dora demasiado.

Lo dejamos reposar en el molde cinco minutos y lo desmoldamos sobre una rejilla para que enfríe; tarda bastante porque al ser un bizcocho húmedo es más denso.



¿comemos o qué?