sábado, 28 de octubre de 2023

Bocadillo de cebolla caramelizada y pollo.


 

Para la cena, perfecto. Con una ensalada y una cerveza (bueno, también vale un vaso de agua).

Necesitamos:

Bollos de pan, tipo hamburguesa. Tantos como bocadillos vayamos a hacer.

Cebolla, la cantidad según los bocadillos, pero tened en cuenta que al pocharla disminuye mucho.

Filetes de pechuga de pollo.

Salsa de soja.

Sal, aceite de oliva virgen extra y pimienta negra.

Empezamos pelando y partiendo la cebolla en juliana. En una sartén con un poco de aceite la ponemos a pochar, a fuego lento, con paciencia porque tarda lo suyo; damos unas vueltas de vez en cuando. 

Cuando esté bien blandita y suave ponemos un poco de salsa de soja y dejamos dos minutos más.

Mientras partimos los filetes de pechuga en tiras, no muy largas para poder comerlas mejor. Adobamos con pimienta negra y un poco de sal ¡poco! porque la salsa ya tiene bastante.

Subimos el fuego de la cebolla y añadimos el pollo; salteamos a fuego alto hasta que el pollo se haga; es muy poco tiempo porque si los filetes son finos y están en trocitos se cocinan en un momento.

Rellenamos los panes abundantemente y acompañamos de una buena ensalada para hacer una cena ¡perfecta!

(Os dejo que se enfría).

 

jueves, 19 de octubre de 2023

Judías verdes con mejillones.


Hoy, de repente, se paró el viento sur, viento cálido, “viento de castañas” y ha bajado la temperatura, así que vamos a preparar un plato templado.

Por aquí las huertas ya no tienen judías verdes, fréjoles o vainas se llaman en esta zona, así que no sé de donde vienen pero las vi tan frescas y lozanas en el mercado del Fontán que no me resistí; los mejillones gallegos ¡los mejores!

Es una receta muy sencilla y muy rica, competa y nutritiva; sabrosa y fácil de hacer y digerir.



Necesitamos para dos*:

Judías verdes, unos 300 gramos.

Mejillones, docena y media.

Una cebolla mediana.

½ cucharada de harina.

Sal y aceite de oliva virgen extra**.

Empezamos preparando las judías: las despuntamos y les quitamos, con un pelador de patatas los hilos laterales, si los tienen; las partimos en trozos y las cocemos en agua con sal hasta que estén tiernas, pero no excesivamente cocidas; si sobre-cocemos las verduras y pierden el puntito crujiente no quedan ricas. El método “científico” que yo utilizo es ¡probar! hasta encontrar el punto de cocción que me gusta.

Mientras picamos la cebolla, bien menuda y la ponemos a pochar en dos o tres cucharadas de aceite, a fuego suave y con un puntito de sal.

Limpiamos los mejillones y los abrimos en una pota tapada, con un dedo de agua; los movemos para que no queden encajados unos en otros y todos tengan espacio para abrirse; sacamos de las conchas y reservamos ½ vaso del caldo.

Cuando la cebolla esté transparente ponemos la harina y la freímos durante un par de minutos; agregamos el caldo de los mejillones, damos unas vueltas para conseguir integrarlo bien todo. Si nos queda muy espesa podemos añadir más caldo o agua: el caldo de los mejillones aporta mucha sal por lo que es mejor diluirlo en un poco de agua.

Ya solo nos queda poner las judías en la salsa, mezclar y añadir los mejillones.



*Las cantidades siempre son orientativas, no todo el mundo necesita la misma cantidad; adaptarlas a vuestras necesidades.

**Yo pongo aceite de oliva virgen extra en estos platos porque es muy poca cantidad la que necesitamos y no encarece excesivamente el plato pero con otro tipo de aceite seguro que queda igual de rico.

miércoles, 18 de octubre de 2023

Ensalada “A la sombra de un sifón”


 

Veintisiete grados, sol y nubes, el 18 de octubre… obligada una ensalada  para empezar la comida.

Esta es muy sencilla: la “copié” de la sidrería “A la sombra de un sifón” de Cangas de Onís donde cenamos de maravilla.

La suya además llevaba unas nueces pero yo no las tenía partidas (aunque nuestro nogal es súper generoso y nos regala todos los años una abundante cosecha) así que para otra vez porque la repetiré.



Necesitamos:

Lechuga.

Una pera madura pero firme.

Queso Cabrales o Gamoneu.

Nueces.

Sal y aceite de oliva virgen extra.

Empezamos lavando muy bien la lechuga y centrifugándola para quitar toda el agua. Podéis usar mezcla de lechugas o canónigos si os gusta más.

Agregamos el queso desmigado, en trocitos o en pequeñas lascas. Con otro queso azul también quedará muy buena pero, parafraseando a alguien “el Gamoneu o el Cabrales son imbatibles”. Yo puse Cabrales.

En el último momento, para que no es oxide, pelamos la pera y la partimos en lonchas un poco gruesas.

Ponemos unas nueces partidas en cuartos.

Aliñamos con sal, poca que el queso aporta, y aceite de oliva virgen extra.

jueves, 12 de octubre de 2023

Pollo con champiñones y mistela.



Hoy, creo que por primera vez, publico una receta que no he cocinado yo sino “mi santo” que parece, solo parece que huye de tanta verdura y se lanza a la carne.

El pollo que utilizó es lo que en Asturias llamamos, aunque ya no responda a la realidad, pitu de caleya; son pollos criados en libertad, antes sueltos por los pueblos, ahora ya en corrales amplios al aire libre.

Son más grande que los normales de granja, de carne más dura, más fibrosa, muy sabrosa y que requieren, por tanto más tiempo de cocinado.

 


Necesitamos:

Un pollo campero (pitu de caleya en Asturias).

½ kg de champiñones.

Dos cebollas rojas.

Cuatro dientes de ajo.

1/3 de botella de mistela.

2 cucharadas de harina.

Aceite de oliva virgen extra.

Sal y pimienta negra.

 

Empezamos: en una cazuela de fondo ancho, con dos o tres cucharadas de aceite se rehoga el pollo partido en tajadas regulares y adobado con sal y pimienta negra.

Mientras se sellan las tajadas, se trocea la cebolla y el ajo y se trituran en la batidora, debe quedar una pasta.

Se pasa el pollo a otra cazuela, cuando esté dorado, y en donde estaba se vierte la pasta del ajo y la cebolla. Se añaden un par de cucharadas de harina y se sofríe, junto con los jugos del pollo, durante unos minutos para que la harina se cocine.

A continuación se vierte esta salsa sobre el pollo y se pone al fuego la cazuela.

Se añade ahora un tercio de la botella de mistela y se cubre con un tazón de agua.

Se deja cocer a fuego lento una hora  y media aproximadamente, dependiendo del tipo de pollo que usemos, hasta que esté tierno.

En una sartén se fríen con una cucharada de aceite los champiñones bien limpios de tierra y laminados.

Cuando estén bien hechos se agregan a la cazuela con el pollo y se deja cocer otra media hora.

Este guiso debe reposar antes de servirse, mejor de un día para otro si es posible o al menos una media hora.

Ya solo queda disfrutar.


miércoles, 4 de octubre de 2023

Lentejas con bacalao.




No sé si esto os ha pasado alguna vez: yo a veces imagino nuevos platos, nuevos para mí, mezclo mentalmente ingredientes, productos que nunca he visto, ni cocinado, ni mucho menos comido juntos, creo que tengo una idea original y después busco en internet y…ya están allí.

Esto me ha pasado con estas lentejas con bacalao. Nunca había oído hablar de ellas pero ya existían, jajaja. Están buenísimas.

Necesitamos para dos:

150 gramos de lentejas secas.

300 gramos aprox. De bacalao desalado.

½ pimiento rojo.

1 cebolla mediana.

1 ó 2 zanahorias.

2 dientes de ajo.

1 hoja de laurel.

Sal y aceite de oliva virgen extra.

Empezamos

48 horas antes de cocinar este plato desalando el bacalao. El tiempo va a depender del grosor de las tajadas. Las lavamos bajo el grifo para quitar la sal y las ponemos en un bol con agua fría en la nevera el tiempo necesario cambiando el agua dos veces al día.

Pesamos las lentejas y las lavamos.

En una cazuela las ponemos con una hoja de laurel y las cocemos hasta que estén tiernas. Hay que tener cuidado no se queden secas ya que al no haber tenido remojo absorben bastante agua. No ponemos de momento sal.

Mientas se cocinan las lentejas preparamos el bacalao.

En una sartén ponemos dos o tres cucharadas de aceite y freímos el bacalao un par de minutos por cada lado. Sacamos y reservamos.

En la misma sartén, con un poco más de aceite si es necesario pochamos las verduras, el ajo, la cebolla, la zanahoria y el pimiento, todo partido pequeño. Seguimos sin poner sal.



Cuando el sofrito está añadimos el bacalao, sin piel y sin espinas, desmenuzado en trozos grandes.



Añadimos el contenido de la sartén en la cazuela de las lentejas; la meneamos un poco, evitando revolver con una cuchara, y dejamos cocer despacio todo junto unos cinco minutos.

Es el momento de probar de sal y agregar si es necesario; con el bacalao hay que andar con cuidado para que se resale el guiso. Dejamos reposar unos minutos, un poco de perejil fresco por encima y listo.

Servimos.