domingo, 10 de marzo de 2019

Pao de deus. Pan de dios.



Esta receta, típica de Portugal es un bollo de pan dulce con una deliciosa costra de coco, azúcar y huevo.



Buscando información sobre sus orígenes encontré en esta página datos curiosos e interesantes. O dejo la final de la receta algunos datos* y el enlace, por si tenéis interés en saber más. 
Necesitamos para 6 bollos:
250 g de harina integral; se pueden hacer con harina de fuerza.
125 g de leche.
1 huevo.
25 g de azúcar.
30 g de mantequilla.
Una pizca de sal.
10 g de levadura de panadería.

Para la cobertura:
 50 g de coco rallado.
40 g de azúcar.
1 huevo.

Empezamos pesando todos los ingredientes y sacando la mantequilla de la nevera para que se ponga con textura pomada.

Templamos ligeramente la leche y disolvemos en ella la levadura.

En un bol amplio ponemos la harina, el azúcar y la sal; mezclamos bien.

Agregamos el huevo y mezclamos.

Vamos añadiendo la leche con la levadura. Tenemos que conseguir una masa suave que no se pegue a las manos así que si necesita una cucharada más de harina se la ponemos.

Por último ponemos la mantequilla pomada, sacamos del bol a la meseta y amasamos ligeramente hasta incorporarla toda.

Hacemos una bola.

Dejamos la masa en un lugar cálido y sin corriente de aire (dentro del horno, por ejemplo) hasta que suba; depende de la temperatura ambiente pero unos 60/90 minutos.


Dividimos la masa en trozos más o menos iguales; con estas cantidades yo hice 6 bollos de unos 90 gramos. Los ponemos sobre la bandeja del horno cubierta con papel y volvemos a dejar que leve, unos 45/60 minutos.

Mientras mezclamos los ingredientes de la cobertura: el huevo, el azúcar y el coco.

Calentamos el horno a 180º.

Cubrimos los bollos con la mezcla de coco, con cuidado de no aplastarlos y horneamos unos 25/30 minutos.

Cuando estén dorados los sacamos y dejamos enfriar.




                                            ¡Y listo!


*En la región de Leiria e incluso en Extremadura, miles de niños salen a la calle el Día de Todos los Santos para pedir la "galleta" o el "Pan por Dios", una tradición ancestral 
En Leiria, niños, transportando saco o mochila, recorren calles y callejuelas de aldeas, villas e incluso ciudades, y golpean a la puerta de familiares, vecinos y desconocidos, con la tradicional frase: 'Oh tía, da galleta?'. En ausencia de galleta, las ofertas pasan por chocolates, caramelos o dinero.

jueves, 7 de marzo de 2019

Galletas de anís.


Son ideales para el desayunos o la merienda, con un café o mojadas en zumo, como hacen mis nietos.



Por cada huevo necesitamos:
3 cucharadas de aceite (yo uso girasol).
3 cucharadas de azúcar.
Una cucharada de agua.
Ralladura de limón ecológico.
Levadura química, tipo Royal.
Anís, al gusto, ½ copita más o menos. No saben mucho a anís es más el aroma. Se puede prescindir si se quiere.
Harina, la que admita la masa, depende del tamaño de los huevos y de si ponemos anís o no.
Azúcar glas para espolvorear por encima después de fritas.
Aceite de girasol para freír.

Yo hice 2 huevos y me salieron 21 galletas del tamaño de una nuez grande.

Empezamos batiendo los huevos con el azúcar*, el agua, la ralladura de limón, el anís y ½ sobre de levadura tipo Royal, unos 8 gramos (si hacéis más o menos cantidad aumentad o disminuid la cantidad de levadura, 8 gramos es para dos huevos).

Cuando esté bien batido y espumoso añadimos el aceite y seguimos batiendo hasta mezclarlos bien.

Después vamos agregado poco a poco la harina, a cucharadas y no añadimos otra hasta que la anterior esté bien integrada; tenemos que conseguir una masa suave y blanda pero que podamos manipular sin que se nos pegue mucho a las manos.

Ponemos aceite a calentar, vamos haciendo las bolas, también se pueden hacer rosquillas o unos palitos (dependiendo los “ayudantes” que tengáis en la cocina, lo que les resulte más fácil, jajaja).

Vamos friendo sin poner demasiadas a la vez para no enfriar el aceite.

Las sacamos, cuando estén doradas, a un plato que tenga papel de cocina y espolvoreamos con azúcar glas antes de que se enfríen.

*Yo pongo menos azúcar en la masa, 2 cucharadas por huevo, porque como llevan después azúcar glas por encima me parece suficiente.

Otro detalle que me parece importante es la temperatura del aceite para freír: caliente sí pero no demasiado porque se dorarían demasiado pronto y no se harían bien por dentro.



                                       ¡Y listo!

Fuente: El arte de cocinar (1ªparte). María Luisa García.
Rosquillas fritas, página 386.