Un plato
con ingredientes humildes y, sin embargo, un gran plato, sabroso y perfecto
para tomar como primero. Más espeso, sin apenas caldo puede servirnos de
guarnición.
Necesitamos
para dos:
4
patatas medianas, unos 350 gramos.
Una bandeja
de champiñones. Yo en esta ocasión he usado champiñón Portobello.
1
cebolla mediana.
Caldo de
verduras o agua.
Sal,
azafrán y aceite de oliva virgen extra.
Empezamos
limpiando bien los champiñones, si es imprescindible los pasamos por debajo del
grifo aunque como último recurso, ya que debemos intentar no mojarlos. Les quitamos
el pie y partimos el sombrero en dos o cuatro trozos dependiendo del tamaño.
Pelamos las
patatas y también las partimos en dos o cuatro trozos.
Pelamos la
cebolla y la picamos.
En la
cazuela ponemos unas cucharadas de aceite con la cebolla y los pies de los champiñones. Cocinamos hasta
que esté transparente.
Añadimos
las patatas, el azafrán y los champiñones, mezclamos bien y dejamos unos
minutos.
Agregamos
el caldo, poco, lo justo para que cubra escasamente el guiso, ya que los champiñones
soltarán su agua.
Salamos
y dejamos cocer a fuego suave hasta que las patatas estén tiernas. Dependiendo de
la clase y del tamaño entre 20 minutos y media hora.
Servimos
caliente.
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