jueves, 14 de agosto de 2025

Ensalada de tartar de tomate con queso azul.

 

Lo que os cuento hoy casi, casi no es una receta es más bien un cuento; sin hadas ni dragones pero con una brujaaaa…yo.

La historia empezó así:

Hoy mi frutera, entusiasmada, me dijo nada más que entré en su establecimiento: “tengo tomates kilómetro 0”.


A mi me apeteció hacer un chiste malo (¿los has cultivado en la trastienda?) pero me contuve a tiempo y le dije que me pusiera dos ni grandes ni pequeños, ni demasiado duros ni demasiado maduros, ni mucho ni poco de nada.

Me los traje a casa y ahí empezó el martirio para el pobre tomate.

Lo primero, lavarlos bien bajo el grifo.

Lo segundo hacerles una cruz con un cuchillo bien afilado en el lado contrario al del pedúnculo.

Y seguido meterlos, durante unos 30 segundos en agua hirviendo.

Del agua hirviendo a un baño de agua helada con hielos.

¡Acabábamos de empezar!

Cuando el pobre tomate dejó de quemarme las manos, generoso él, pasé a despellejarlo…así como suena. Podía ser más fina de deciros que le quité la piel pero en realidad el resultado es el mismo.


Ahora “lo pasamos a cuchillo”, dicho fino lo partir a trocitos.

Para que no se sintiera tan solo ni pensara que era algo personal contra él piqué media cebolleta.

Unas alcaparras para hacerles compañía; sal y un chorro de aceite de oliva virgen extra.

Lo servimos con unas hojas de lechuga, que también lavé y partí a trocitos, unos pedazos de queso azul y su correspondiente sal y aceite.

¿Queso? que más os guste pero mejor un queso asturiano, también de kilómetro 0.

Y colorín, colorado aquí acaba el cuento del tomate que hoy cayó en mis manos.



Y como soy la bruja mala del cuento os diré que disfruté cada paso, jajaja.

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