jueves, 10 de diciembre de 2020

Pastelitos de calabaza y avellanas.


 



No sé si es el frío, o la pandemia o que llega Navidad pero a mí cada vez me apetecen más los dulces.

Estos pastelitos son una especie de bizcochos húmedos, gracias a la calabaza y con un suave sabor a avellanas, con poco azúcar y sin huevo ni productos lácteos.

En resumen que los puedes comer sin tener que arrepentirte mucho, jejeje.



Necesitamos:

350 gramos de calabaza asada.

200 gramos avellanas tostadas.

100 gramos de azúcar.

10 gramos de levadura química (tipo Royal).

40 gramos de harina.

40 gramos de maicena.

Ralladura de limón.

Una pizca de sal.

Azúcar glas, para decorar.

Empezamos asando la calabaza; la partimos en trozos y, a 180º la asamos en el horno hasta que ablande, unos 20 minutos; dejamos enfriar.

Seguimos preparando las avellanas. Yo como las tengo de casa tengo que cascarlas y tostarlas en el horno ¡con cuidado de que no se quemen!

Si las compráis tostadas o incluso ya trituradas os ahorráis este paso.

En un molinillo potente ponemos las avellanas tostadas y sin piel, con las harinas (podéis usar los 80 gramos de un solo tipo de harina,) y trituramos por espacios de tiempo muy cortos para evitar que se caliente. Cuando ya se ha hecho harina reservamos.

En un bol grande ponemos la calabaza asada, la machacamos con un tenedor y añadimos el azúcar y la ralladura de limón; revolvemos.

Agregamos la pizca de sal y la mezcla de harina y avellana con la levadura. Mezclamos bien.

Encendemos el horno a 180º para que coja temperatura.

Vamos poniendo, en moldes de magdalenas, una cucharada de  masa; yo los puse encima de la báscula y fui poniendo entre 45 y 50 gramos para que quedaran todos más o menos iguales.

Horneamos entre 15 y 18 minutos y están. Dejamos enfriar en una rejilla.

Una vez fríos cubrimos con azúcar glas.



¡Y listo, a disfrutar!

 

 

 

 


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