miércoles, 27 de septiembre de 2023

Bollos con semillas de amapola.

 



Hoy vamos a hacer un sencillo pan casero; unos bollos perfectos para rellenar con dulce o con salado, a vuestro gusto: ¿escalivada? ¿jamón con tomate? ¿cecina con queso de cabra? ¿ acaso mejor mermelada o mantequilla con miel?

Quizá os dé un poco de pereza encender el horno, yo aproveché que iba a hacer unas doradas con patatas panadera para hacer este pan que no lleva amasado, sólo unos pliegues y reposo en la nevera ¡más fácil imposible!

Puse semillas de amapola pero con frutos secos, pipas de girasol, nueces, avellanas tostadas; o en plan dulce con chocolate, frutas confitadas o simplemente solo, también se puede hacer.



Necesitamos:

255 gramos de harina.

80 gramos de leche entera.

100 gramos de agua, que no esté fría.

5 gramos de sal.

½ cucharilla de azúcar.

1 gramo de levadura seca.

Semillas de amapola.

Empezamos preparando y pesando todos los ingredientes.

En un bol ponemos todo menos las semillas de amapola y con una cuchara de madera lo mezclamos bien de forma que no quede harina seca.

Es una masa muy pegajosa, muy difícil de trabajar con las manos así que en cuanto esté mezclado tapamos el bol y lo dejamos reposar unos treinta minutos a temperatura ambiente.

Después de ese tiempo la masa habrá cambiado: sigue siendo blanda y pegajosa pero mucho más manejable.

Añadimos las semillas de amapola y vamos haciendo pliegues, doblando la masa: cogemos la masa por un extremo sin sacarla del bol, estiramos y plegamos, doblamos hacia el lado opuesto, giramos el bol un cuarto de vuelta, volvemos a estirar y plegar. Repetimos estos pliegues cuatro veces y dejamos que la masa descanse. 

Trabajar la masa de esta forma es necesario para que se vaya desarrollando el gluten, puesto que está muy hidratada y el amasado no es la forma adecuada de hacerlo.

Hasta este punto es conveniente hacerlo por la noche; metemos el bol, bien tapado con film en la nevera y lo dejamos allí hasta por la mañana.

Ya sabéis “el reposo amasa”.

Cuando lo saquemos lo dejamos a temperatura ambiente una hora más o menos para que la masa despierte al coger temperatura; después nos untamos las manos con una capa mínima de harina y des-gasamos.

Pesamos la masa y la partimos en porciones iguales. La mía pesaba 448 gramos y la dividí en cuatro bollos de 112 gramos aproximadamente; como no es una masa fácil no es pueden hacer todos los bollos idénticos pero sí muy aproximados.

Hacemos los bollos haciendo rodar la masa sobre la meseta debajo de la mano que formará  “una jaula” y dejamos reposar una hora.

Los pintamos por encima, suavemente con leche y ponemos unas semillas.

Calentamos el horno a 180º y horneamos unos 18 minutos.

Sacamos a una rejilla y dejamos enfriar.

Ya sólo nos queda rellenarlos y disfrutar.


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