lunes, 8 de septiembre de 2025

Guiso de patatas y champiñones.

 


Un plato con ingredientes humildes y, sin embargo, un gran plato, sabroso y perfecto para tomar como primero. Más espeso, sin apenas caldo puede servirnos de guarnición.



Necesitamos para dos:

4 patatas medianas, unos 350 gramos.

Una bandeja de champiñones. Yo en esta ocasión he usado champiñón Portobello.

1 cebolla mediana.

Caldo de verduras o agua.

Sal, azafrán y aceite de oliva virgen extra.

Empezamos limpiando bien los champiñones, si es imprescindible los pasamos por debajo del grifo aunque como último recurso, ya que debemos intentar no mojarlos. Les quitamos el pie y partimos el sombrero en dos o cuatro trozos dependiendo del tamaño.

Pelamos las patatas y también las partimos en dos o cuatro trozos.

Pelamos la cebolla y la picamos.

En la cazuela ponemos unas cucharadas de aceite con la cebolla y los pies de los champiñones. Cocinamos hasta que esté transparente.

Añadimos las patatas, el azafrán y los champiñones, mezclamos bien y dejamos unos minutos.


Agregamos el caldo, poco, lo justo para que cubra escasamente el guiso, ya que los champiñones soltarán su agua.

Salamos y dejamos cocer a fuego suave hasta que las patatas estén tiernas. Dependiendo de la clase y del tamaño entre 20 minutos y media hora.

Servimos caliente.


domingo, 31 de agosto de 2025

Bonito encebollado, al vino tinto.

 



Con esta receta vamos a despedir, bien el mes de agosto y damos la bienvenida a septiembre que el pobre no tiene la culpa de ser el mes de vuelta a la rutina, al cole, a las prisas…

Lo hacemos con bonito, que es el indiscutible rey de la cocina asturiana durante el verano: la temporada es corta y hay que aprovecharla.

Ya sabéis que el “truco” para cocinarlo es NO hacerlo demasiado, lo justo tirando a escaso para que no se seque. En el blog hay varias recetas de bonito.

Necesitamos:

Unos medallones de lomo de bonito.

2 cebollas.

2 dientes de ajo.

½ pimiento rojo.

½ vaso de vino tinto.

1/2 cucharilla de harina.

Sal, laurel y aceite de oliva virgen extra.

Empezamos poniendo en una cazuela amplia, donde quepa todos los trozos sin superponerse, tres cucharadas de aceite.

Salamos el bonito y lo freímos 1 minuto por cada lado. Sacamos y reservamos.

En la misma cazuela añadimos los dientes de ajo picados, el laurel y la cebolla, con una pizca de sal; mezclamos bien y, a calor muy suave, lo cocinamos, dando vueltas de vez en cuando durante unos 20/25 minutos. Pasados los primeros 10 minutos añadimos el pimiento y seguimos cocinando.


Cuando la cebolla está melosa espolvoreamos un poco de harina y la cocinamos; agregamos el vino, dejamos un minuto a fuego vivo y ponemos como ¼ de vaso de agua.

Dejamos cocinar unos cinco minutos y ponemos el bonito para que se termine de cocer durante un minuto más; apartamos y dejamos reposar. Con el calor del guiso será suficiente.

Si vuestros tacos fuesen muy gruesos aumentad un poco el tiempo de cocción.

Podéis cambiar el vino tinto por blanco o por sidra natural (no achampanada) pero esta vez me apeteció hacerlo con tinto que además de aroma aporta otro color.


jueves, 28 de agosto de 2025

Pastel de hojaldre con calabacín y tomates secos.

 


Esta sencilla receta nos puede sacar de un apuro cuando tenemos que improvisar un aperitivo o una merienda ya que se hace con ingredientes que podemos fácilmente tener en casa.

Perfecto para una merienda-cena de picoteo, para llevar al campo o, simplemente, para acompañar una botella de sidra o una caña. 

El relleno tiene un sabor muy suave por lo que el toque del tomate seco le va muy bien.

Necesitamos:

1 patata mediana.

1 cebolla mediana.

1 calabacín no muy grande.

Unos tomates secos en aceite.

Una lámina de hojaldre rectangular.

Sal, pimienta negra y aceite de oliva virgen extra.

Empezamos pelando la patata y la cebolla y partiéndolas en rodajas finas; en una sartén ponemos dos cucharadas de aceite y, a fuego muy bajo, vamos pochándolas.

Cuando empiecen a ablandar añadimos el calabacín, salamos y seguimos pochando lentamente.

Reservamos, ponemos un poco de pimienta negra y dejamos enfriar. Es muy importante que cuando vayamos a ponerlo en el hojaldre esté completamente frío.


Encendemos el horno siguiendo las instrucciones del hojaldre.

Extendemos la lámina y sobre una mitad ponemos el relleno que hemos reservado con los tomates secos en trocitos. Se pueden sustituir por queso rallado.


Tapamos con la otra mitad y horneamos hasta que esté cocido y dorado.


viernes, 22 de agosto de 2025

Croquetas de garbanzos y coliflor.


Aunque sea verano tenemos que seguir comiendo legumbres; en ensaladas, en patés vegetales o… en croquetas.


Necesitamos para unas 10 croquetas grandes:

120 gramos de garbanzos secos.

2 zanahorias (no las usaremos para las croquetas pero los garbanzos tendrán mejor sabor).

1 coliflor pequeña.

Pan rallado.

1 huevo.

Sal, una hoja de laurel y aceite de oliva virgen extra.

Empezamos poniendo la noche anterior los garbanzos a remojo; por la mañana los escurrimos y los ponemos a cocer con las zanahorias y el laurel. (Podemos aprovechar para cocer mayor cantidad, congelar y utilizar en otra preparación con las zanahorias)

Mientras se cuecen los garbanzos preparamos la coliflor: la separamos en ramitos y la cocemos al vapor o en el horno; hervirla en agua coge más humedad y eso no nos conviene.

Cuando los garbanzos estén tiernos los pasamos por el pasapuré, sin nada de caldo; pasamos igualmente la coliflor y mezclamos; hacemos una masa uniforme y probamos de sal.

Reservamos hasta que esté totalmente frío; además con el reposo la masa coge “cuerpo”.

Preparamos un plato con pan rallado y batimos un huevo.

Con ayuda de dos cucharas damos forma a las croquetas y las pasamos por pan rallado, huevo y pan rallado.

Las freímos hasta que se doren y sacamos a un papel absorbente. 



Sugerencia de mi “santo”: si a la masa añadís unos trocitos de jamón o de chorizo frito…en fin, todo es válido.


jueves, 14 de agosto de 2025

Ensalada de tartar de tomate con queso azul.

 

Lo que os cuento hoy casi, casi no es una receta es más bien un cuento; sin hadas ni dragones pero con una brujaaaa…yo.

La historia empezó así:

Hoy mi frutera, entusiasmada, me dijo nada más que entré en su establecimiento: “tengo tomates kilómetro 0”.


A mi me apeteció hacer un chiste malo (¿los has cultivado en la trastienda?) pero me contuve a tiempo y le dije que me pusiera dos ni grandes ni pequeños, ni demasiado duros ni demasiado maduros, ni mucho ni poco de nada.

Me los traje a casa y ahí empezó el martirio para el pobre tomate.

Lo primero, lavarlos bien bajo el grifo.

Lo segundo hacerles una cruz con un cuchillo bien afilado en el lado contrario al del pedúnculo.

Y seguido meterlos, durante unos 30 segundos en agua hirviendo.

Del agua hirviendo a un baño de agua helada con hielos.

¡Acabábamos de empezar!

Cuando el pobre tomate dejó de quemarme las manos, generoso él, pasé a despellejarlo…así como suena. Podía ser más fina de deciros que le quité la piel pero en realidad el resultado es el mismo.


Ahora “lo pasamos a cuchillo”, dicho fino lo partir a trocitos.

Para que no se sintiera tan solo ni pensara que era algo personal contra él piqué media cebolleta.

Unas alcaparras para hacerles compañía; sal y un chorro de aceite de oliva virgen extra.

Lo servimos con unas hojas de lechuga, que también lavé y partí a trocitos, unos pedazos de queso azul y su correspondiente sal y aceite.

¿Queso? que más os guste pero mejor un queso asturiano, también de kilómetro 0.

Y colorín, colorado aquí acaba el cuento del tomate que hoy cayó en mis manos.



Y como soy la bruja mala del cuento os diré que disfruté cada paso, jajaja.

martes, 12 de agosto de 2025

Tiras de pechuga de pollo empanadas, con guarnición.

 


¡Pechuga de pollo! ese alimento tan básico, que se cocina de muchas formas distintas, que nos saca de muchos apuros, que nos proporciona una comida o cena rápida…y que, a mí no me gusta demasiado.

Normalmente la disfrazo un poquito para que tenga más sabor y la acompaño con verduras y ensaladas para hacer un plato único y completo.

Necesitamos para dos:

½ pechuga de pollo cortada en filetes y después en tiras*.

Jengibre fresco.

Salsa de soja.

Pan rallado.

Guarnición:

2 patatas medianas.

1 calabacín.

Pimientos del piquillo de bote.

Aceite de oliva virgen extra.

Empezamos adobando la carne que necesita un tiempo de reposo: rallamos el jengibre, añadimos salsa de soja y con esa mezcla untamos bien las tiras de pollo. Cubrimos con  film y dejamos reposar en la nevera.

Cocemos las patatas enteras, con piel, en agua con sal durante unos 20 minutos a fuego medio; para saber que están las pichamos en el centro con una brocheta y levantamos, si caen es que están. Reservamos.

Lavamos el calabacín y lo partimos a lo largo; lo vamos a hacer a la plancha a la vez que freímos el pollo.

Sacamos el pollo de la marinada y lo pasamos por abundante pan rallado; no ponemos sal porque la salsa de soja ya lo habrá salado.

Lo freímos a fuego fuerte hasta que esté dorado; lo sacamos a papel absorbente.

A la vez ponemos el calabacín y los pimientos del piquillo en la plancha, pincelados con aceite, para que se cocinen.

Ya solo nos queda emplatar la guarnición, echando un chorrito de aceite a las patatas y unas piedras de sal gruesa, con la carne.



*Yo pido en la carnicería que me hagan los filetes; los envuelvo en film y los congelo. El día que los necesito los saco del congelador y antes de que estén totalmente descongelados los parto en tiras: así resulta muy fácil.

viernes, 8 de agosto de 2025

Berenjenas hasselback con bacaladas fritas.

 




Necesitamos para dos:

2 berenjenas.

½ cebolla.

1 tomate mediano.

1 lata de anchoas en aceite.

Orégano.

Pan rallado.

Empezamos lavando las berenjenas y partiéndolas de la siguiente manera: quitamos el extremo del rabo; las atravesamos con una brocheta, todo a lo largo, como a un centímetro del borde; ahora las vamos partiendo en rodajas de 1 centímetro, más o menos, sin llegar abajo ya que la brocheta nos lo impide.



Salamos y las metemos en el horno precalentado a 180º durante unos 15 minutos para que pierdan rigidez y sea más fácil rellenarlas.

Mientras partimos la cebolla y el tomate en rodajas.



En las aberturas metemos cebolla o tomate con una anchoa; por encima repartimos el orégano.



Volvemos a meter en el horno unos 40 minutos dependiendo un poco del tamaño. Si se doran demasiado cubrimos con papel de aluminio.

Pasado ese tiempo ponemos un poco de pan rallado por encima y gratinamos. Este paso es optativo.



miércoles, 6 de agosto de 2025

Tartaletas fáciles con crema pastelera.

 


Receta fácil para hacer con niños. Una sencilla crema pastelera, hecha con antelación para que se enfríe, y unas tartaletas de obleas de empanadillas…un ratito de horno, que por estas tierras asturianas casi no molesta y ¡lista la merienda!



Necesitamos para la crema pastelera:

3 huevos.

80 gramos de azúcar.

45 gramos de maicena.

600 ml de leche.

La piel de un limón sin tratar con químicos.

Para las tartaletas:

12 obleas de empanadillas.

Empezamos poniendo la mayor parte de la leche a calentar con la piel de limón; cuando hierva apartamos del calor y dejamos templar.

En un bol ponemos los huevos (yo los pongo enteros) con el azúcar y mezclamos. Añadimos la maicena y la leche reservada y hacemos una mezcla homogénea.

Cuando la leche se ha infusionado con el limón la colamos sobre el bol y mezclamos bien.

Volvemos a poner en el fuego y ¡sin dejar de remover, para que no se agarre al fondo de la cazuela! llevamos a ebullición hasta que espese.

Pasamos a un bol, cubrimos, a piel, con film y dejamos enfriar.

Pesar los ingredientes, casca huevos, mezclar, remover…son cosas que los niños, con más o menos ayuda pueden hacer. La parte de cocer la mezcla mejor un adulto.

Ponemos las obleas en moldes (yo uso de silicona) ligeramente untados con aceite y horneamos unos 12/14 minutos a 170º.

Salamos y dejamos enfriar.

Por últimos rellenamos las tartaletas con la crema pastelera y decoramos con canela, fideos de azúcar o chocolate, azúcar glas…esta parte también cosa de niños.



Ya solo nos queda merendar.

domingo, 27 de julio de 2025

Ensalada templada de pechuga de pollo con melón a la plancha y canónigos.


 

Hoy vamos a hacer una ensalada templada que sea plato único. Hay que animar, un poquito, esta pechuga de pollo que así, sin más me parece un poco triste. Con un adobo que aporte sabor y color y algo de compañía ya es otra cosa ¿Cómo lo veis?

Necesitamos para dos:

Unos filetes finos de pechuga; nos los hacen en la carnicería sin problema.

Para el adobo: pan rallado, pimienta negra molida, pimentón dulce y cúrcuma. También sal pero esta la ponemos a la carne en el último momento para que no se deshidraten.



Para la ensalada: canónigos, melón*, sal y aceite de oliva virgen extra.

Ya podemos empezar.

Mezclamos todos los ingredientes del adobo, en la proporción que nos guste pero ¡cuidado! el pimentón siempre parece insuficiente pero al freír “estalla” con toda su potencia.

Salamos los filetes y empanamos con esta mezcla. 



Los freímos.

Lavamos bien los canónigos, o la ensalada verde que utilicemos, aunque sean de bolsa y vengan ya limpios. Reservamos.

Partimos el melón en tacos un poco gruesos y los hacemos a la plancha con una gota de aceite.

Ya solo nos queda montar el plato: servir la carne, aderezar la ensalada de canónigos y acompañar con el melón al que ponemos unas piedritas de sal gorda.



*El melón que yo tenía estaba en su punto de maduración, dulce y jugoso pero creo que esta puede ser una forma ideal de aprovecharlo si os sale un melón un poco seco e insípido.


miércoles, 23 de julio de 2025

Guarnición de la huerta.

 


Nada mejor para acompañar a un plato de carne o pescado que un buen plato de verduras, que nos alimenta y nos sacia. Para ser sincera te contaré que ayer “me pasé” con la comida, suele ser así si como de restaurante, me distraigo con la conversación y no “mido”. Hoy tocaba comida sencilla para compensar: pescado a la plancha y verdura.

Descarté una ensalada y como tenemos muchos calabacines pensé en esto.

Necesitamos para dos:

Unas patatas pequeñas o medianas partidas al medio.

Un calabacín.

3 ó 4 zanahorias.

2 dientes de ajo.

½ vaso de caldo (o agua).

Un trozo de mantequilla, unos 15 gramos.

Sal, aceite de oliva virgen extra y una cañita de romero.

Empezamos pelando las patatas, las dejamos enteras si son pequeñas o las partimos pero dejándolas siempre en trozos grandes.

En una cazuela ponemos la mantequilla y una cucharada de aceite con las patatas y las dejamos que se sofrían un poco.

Mientras pelamos las zanahorias y las partimos en bastones. Las añadimos a las patatas con los dientes de ajo pelados y enteros.




Cuando todo se ha tostado un poco ponemos el romero y el caldo o el agua; salamos y dejamos cocer despacio hasta que las patatas estén tiernas (pinchar con una brocheta, levantar y si cae ya está).

A la vez que se cocina esto cortamos el calabacín en lonchas un poco gruesas, con una brocha las untamos con otra cucharada de aceite y lo hacemos a la plancha.

Ya solo nos queda emplatar y poner unas piedritas de sal gorda por encima.


lunes, 21 de julio de 2025

Verdinas con alcachofas y jamón.

Plato de éxito asegurado, sin duda. Las verdinas son unas alubias pequeñas, muy finas, sin apenas piel, con un sabor muy suave y las alcachofas con jamón es una receta lo suficientemente contrastada para saber que no te equivocas al mezclarlas.

En Asturias es fácil encontrar verdinas, aunque tienen un precio elevado, en otras zonas podéis sustituirlas por otra alubia de buena calidad, no quedará un plato idéntico pero igualmente sabroso.

Necesitamos para dos:

200 gramos de verdinas.

Una docena de alcachofas pequeñas (yo la uso congeladas).

Unos tacos de jamón (la cantidad al gusto).

1 cebolla mediana.

1 zanahoria.

Sal, una hoja de laurel y aceite de oliva virgen extra.



Empezamos poniendo, la noche anterior, las verdinas, bien cubierta de agua fría, a remojo. Por la mañana las escurrimos y, en una cazuela de tamaño proporcionado, las ponemos a cocer con una hoja de laurel y una zanahoria entera pelada. Cuando empiece el hervor las “asustamos” añadiendo un poco de agua fría.

Pasada una media hora sacamos la zanahoria y la reservamos. Seguimos cociendo despacio las alubias, moviendo la cazuela de vez en cuando, sin sal y sin utilizar para dar vueltas ningún instrumento.

Mientras en una sartén ponemos un fondo de aceite, pochamos la cebolla picada; cuando empiece a ablandar ponemos las alcachofas, partidas al medio y dejamos que se hagan; ahora  añadimos la zanahoria en trozos de tamaño bocado y los tacos de jamón, freímos. Apartamos de calor. Reservamos.



Cuando las verdinas estén tiernas, si tienen mucho caldo quitamos una parte, agregamos el contenido de la sartén; dejamos cocer despacio todo junto unos minutos.

Es el momento de probar de sal, posiblemente necesiten ya que no hemos puesto nada más que lo que aporte el jamón pero es conveniente ser prudente y esperar ya que el jamón frito suele estar salado.

Dejamos reposar, incluso de un día para otro, y servimos.



lunes, 14 de julio de 2025

Bonito con tomate

 


Para sorpresa mía acabo de comprobar que no tenía publicada la receta de bonito con tomate, una de las formas más tradicionales de comer el bonito en Asturias.

Es una receta sencilla, solo necesitamos un buen trozo de bonito, a mí me gusta sin piel ni espina y una buena salsa de tomate.

Se puede hacer con una raja o, como en este caso, con unos medallones del lomo.



Necesitamos para dos:

4 medallones de lomo de bonito, de unos 120 gramos cada uno.

Para la salsa: una cebolla, unos dientes de ajo, tomate natural rallado o un bote de tomate triturado, ½ vasito de vino blanco y una cucharada de tomate concentrado.

Sal y aceite de oliva virgen extra.

Empezamos poniendo dos o tres cucharadas de aceite en una cazuela baja y amplia donde quepan las tajadas; salamos el bonito y lo cocinamos a calor fuerte un minuto por cada lado; reservamos.

En la misma cazuela, sin limpiarla, añadiendo un poco más de aceite freímos, por este orden los dientes de ajo y la cebolla picada; cuando esté blanda sin que llegue a coger color añadimos el tomate, el vino y el concentrado, salamos y dejamos cocer despacio hasta que la salsa esté espesa. Si al probarla nos parece ácida podemos poner una pequeña cantidad de azúcar.

Ponemos el bonito en la salsa y cocinamos todo junto un par de minutos (dependiendo del grosor de las tajadas esto puede variar).

Importante a tener en cuenta es no cocinar en exceso el bonito porque quedaría seco; este guiso queda mejor reposado, unas horas o de un día para otro; cuidado con la sal si pensáis recalentarlo porque tiende a acentuarse y por último, aunque no menos importante, tened a mano un buen trozo de pan de hogaza os hará falta.