Hoy una receta muy especial.
Especial porque me la
pasó una niña: Mariam-Sy. Es un plato de Madagascar, su país de origen y
una de sus comidas favoritas.
Yo nunca había probado la leche de coco, que
asociaba a platos dulces.
Quiero explicar que ésta es la forma en que yo lo
hice que, seguro, no se ajusta estrictamente a la receta más ortodoxa, pero los
que cocináis ya sabéis lo difícil que resulta no adaptar las recetas a nuestro
estilo.
Bueno, “manos a la obra”. Necesitamos:
- Un pollo, partido en trozos pequeños.
- 2 cebollas.
- 2 tomates.
- 2 dientes de ajo.
- Pimienta negra salvaje, curry y cúrcuma.
- Limón (piel rallada y zumo), en este caso de limón
ecológico de Nora.
- Leche de coco.
Empezamos por adobar el pollo con pimienta negra
salvaje, que machacamos un poco en el mortero, cúrcuma, curry, piel y zumo de
limón.
Las cantidades… de pimienta como una cucharilla, de
cúrcuma y curry añadí varias veces hasta que me gustó el color.
Mezclamos bien y lo dejamos en el frigorífico unas
dos horas.
Troceamos la cebolla y el ajo y lo pochamos en un
poco de aceite de oliva virgen extra, a fuego más bien fuerte.
Añadimos el pollo y dándole vueltas, lo cocinamos
unos cinco minutos. Después ponemos el tomate partido en trocitos pequeños (no
lo pelé y fue un error, después estuve quitando trocitos de piel por aquí y por
allá). Dejamos cocinar un poco y ponemos la leche de coco (250 cl.).
Bajamos el fuego y dejamos cocer despacio, hasta que
el pollo esté muy tierno y la salsa espesita.
Para acompañar: arroz blanco, que es lo tradicional.
El sabor, para mí, sorprendente: la pimienta, el curry,
la cúrcuma y al final…el gusto a coco.
¡Para repetir, exquisito!
Gracias a Mariam-Sy y a su mamá que colaboró con las
especias auténticas de Madagascar y la leche de coco.
Espero que te encuentres muy bien en esta
“tierrina” que desde ahora también es la tuya.
Un beso.
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