viernes, 6 de febrero de 2015

Zanahorias sabrosas.





Si vas a comer o cenar algo muy sencillito, carne o pescado a la plancha, por ejemplo, más vale que lo acompañes con una guarnición sabrosa y hay que reconocer que las zanahorias no son, por sí mismas, la “alegría de la huerta”.






Así que… vamos a animarlas un poco.

Necesitamos:
Una cebolla, zanahorias, pimienta negra y vinagre; además un poco de aceite y sal.



Empezamos pochando la cebolla partida en juliana o en trocitos, a tu gusto, en un poco de aceite de oliva virgen y con una pizca de sal.
Mientras se hace aprovechamos para pelar las zanahorias y partirlas a trozos (necesitan más tiempo de cocción) o en rodajas (más rápido).

Cuando la cebolla está blanda ponemos las zanahorias, damos unas vueltas para que se impregnen del aceite; espolvoreamos la pimienta negra recién molida. Añadimos un buen chorro de vinagre, subimos el calor y dejamos que se evapore.


Cubrimos con agua, ponemos sal y dejamos cocer lentamente hasta que estén cocidas y secas.




A mí me gusta que queden un poco al dente, no demasiado blandas; te dejan en la boca el picante de la pimienta y el ácido del vinagre.

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