Otra forma de comer calabacín. Una receta que se tarda
más en escribir que en hacer, parece complicada pero es muy sencilla.
Para una cena fría con una
ensalada. En trozos más pequeños, partiendo la lámina de hojaldre en nueve
trozos puede ser un aperitivo.
Necesitamos para cuatro porciones:
1 calabacín mediano.
1 cebolla mediana.
1 pimiento verde
italiano.
2 dientes de ajo.
1 lámina de hojaldre.
4 lonchas de queso.
1 huevo.
Aceite de oliva virgen extra y sal.
Empezamos lavando
bien el
calabacín, cortamos los extremos, lo partimos al medio (nos quedarán
dos cilindros) y lo cocemos en agua con sal durante unos cinco minutos. Escurrimos
y dejamos que temple.
En una sartén ponemos dos
o tres cucharadas de aceite y freímos los dientes de ajo, la cebolla y el pimiento
verde todo picado menudo.
Partimos los cilindros de
calabacín al medio y sacamos toda la carne, dejando solamente la piel con el
mínimo de carne.
Picamos la carne del
calabacín y la añadimos a la sartén del sofrito para que se termine de cocinar.
Cuando esté añadimos el huevo batido, menos una cucharada
que nos servirá para pintar el hojaldre.
En otra sartén ponemos una
cucharada de aceite y las pieles del calabacín, salamos y dejamos a fuego medio
para que se tuesten un poco, dándoles la vuelta de vez en cuando.
Hasta aquí podemos tener
la receta adelantada para terminarla cuando necesitemos.
Os pongo las fotos del
proceso que, aunque son de pésima calidad, os pueden ayudar.
Partimos la
lámina de hojaldre en cuatro trozos. Pintamos los bordes con el huevo
que teníamos reservado.
Ponemos encima de cada uno
una “piel de calabacín”, agregamos con un cuarto del sofrito y cubrimos con el queso.
Metemos en el horno caliente
a 190º, calor arriba y abajo durante unos 12/15 minutos, hasta que estén
dorados.
¡Y listo!
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