Jugoso, dulce sin
exagerar, con gusto a limón, del calabacín ni rastro, como no lo
cuentes tú nadie sabrá que lo lleva.
Perfecto para el desayuno.
Necesitamos:
260 g de harina de trigo.
100 g de azúcar.
80 g de uvas pasas.
115 g de leche.
2 huevos.
65 g de aceite de girasol.
170 g de calabacín
rallado.
½ sobre de levadura (tipo
Royal).
Una pizca de sal.
El jugo y la piel de un
limón.
1 cucharada de azúcar
glas.
Empezamos encendiendo
el horno a 180º para que esté caliente cuando terminemos de preparar la masa.
Pelamos el calabacín, lo
rallamos y los dejamos en un colador para que pierda líquido.
Mezclando los ingredientes
secos: harina, azúcar, levadura y las uvas pasas. Conviene que las
uvas queden bien cubiertas de harina.
En otra fuente batimos los
huevos con una pizca de sal, el aceite, la leche y la piel del limón rallada.
Vertemos la masa líquida
sobre la seca y mezclamos para que quede una mezcla homogénea.
Agregamos el
calabacín y volvemos a mezcla.
Ponemos la masa en el
molde; yo usó molde de silicona por lo que no es necesario ponerle nada para
que no se pegue.
Horneamos hasta que esté
hecho; ya sabéis pinchar con una brocheta de madera y si sale seca es que está.
El mío tardo 45 minutos.
Mientras lo tenemos en el
horno preparamos el zumo de medio limón mezclado con una cucharada de azúcar glas.
Cuando saquemos el
bizcocho del horno lo desmoldamos y, con una brocha lo vamos empapando con la
mezcla de zumo de limón y azúcar.
Quedará brillante, algo
pegajoso y con mucho sabor a limón.
¡Y listo!
Este bizcocho está basado
en esta receta del Gato goloso.
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