Estos días estoy leyendo
un libro de Juan José Millás, “Una vocación imposible”. Son relatos cortos, unos más que otros, muy
bien escritos, de temas muy variados y con mucha imaginación.
Os cuento todo esto porque
hay uno, “El clavo del que uno se ahorca”, en el que el protagonista no lleva
bien los domingos, “un día cruel” según él.
Bueno he decidido dejaros
unas galletas-bizcochos, muy fáciles de hacer, para que endulcéis “vuestro día cruel” se
llame como se llame el vuestro.
Necesitamos para 16:
2 huevos medianos, a
temperatura ambiente.
80 gramos de azúcar.
80 gramos de aceite de
girasol.
2 manzanas.
300 gramos de harina.
1 sobre de levadura
química.
La ralladura de un limón
de cultivo ecológico.
Azúcar glas y canela
(optativo).
Empezamos batiendo muy
bien los huevos con el azúcar hasta que quede una masa esponjosa.
Añadimos el aceite y
seguimos batiendo para integrarlo bien, hasta dejar una masa homogénea.
Mezclamos la harina con la
levadura y la piel del limón rallada.
Unimos las dos masas y nos
quedará una bastante densa; no importa, tiene que ser así porque las manzanas
soltará jugo.
Pelamos las manzanas y las
picamos en trocitos pequeños; las agregamos a la masa y la dejamos en la nevera
mientras calentamos el horno a 180º.
Sobre la bandeja del
horno, cubierta con papel, vamos poniendo con ayuda de una cuchara montoncitos
de masa, que quedarán irregulares.
Horneamos entre 18/20
minutos, dependiendo del horno y del tamaño; hay que comprobar que están hechas y doradas.
Juntamos el azúcar glas
con la canela, en la proporción que os guste y espolvoreamos las galletas al
sacarlas del horno.
Dejamos enfriar sobre una
rejilla.
¿A qué el lunes ya no
parece tan lunes?
¿Comemos o qué?
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