Hoy toca legumbre, en
concreto garbanzos. Es curioso, de niña no me gustaba nada comer lentejas,
alubias, garbanzos…siempre pensaba que cuando yo cocinara jamás prepararía
estos productos ¡ahora comería platos de cuchara todos los días!
Yo los como veganos y para
“mi santo” añado, en su plato, chorizo.
Necesitamos para dos*:
- 140 gramos de garbanzos.
- 160 gramos de judías verdes.
- 2 zanahorias medianas.
- 1 hoja de laurel seco.
- Sal.
Sofrito: ½
cebolla, 1 diente de ajo, ½ cucharilla de pimentón dulce, 1 cucharilla de
harina de trigo, 1 cucharilla de harina de almendra, 2 ó 3 cucharadas de aceite
de oliva viren extra.
- chorizo o 2 huevos cocidos (optativo)**
Empezamos
poniendo la noche anterior los garbanzos a remojo; por la mañana los ponemos a
cocer con sal y una hoja de laurel.
Mientras se cuecen pelamos
las zanahorias y las partimos en medias rodajas; quitamos los hilos laterales y
los extremos a las judías y las partimos.
Cuando estén blandos los garbanzos añadimos las zanahorias y las judías;
si necesitamos agregar más agua la ponemos bien caliente para no cortar el
hervor. Dejamos hervir despacio.
En una sartén hacemos el
sofrito: ponemos el aceite y el ajo picado; antes de que se dore
añadimos la cebolla, salamos de dejamos 5 ó 6 minutos; ponemos el pimentón y
las harinas y cocinamos un minuto más.
Añadimos a la sartén dos
cucharones del caldo de los garbanzos, dejamos hervir un minuto y lo agregamos
a la cazuela.
Ya solo queda que hierva
todo junto unos cinco minutos; probamos de sal y dejamos reposar antes de
servir.
**Así ya es un plato
vegano fantástico pero si sois de los que no pueden pasar con solo verduras
podéis picar un huevo cocido por ración o partir un buen chorizo y freírlo, a
fuego suave, sin aceite para que suelte la grasa y añadirlo al final.
*Las cantidades son las
que yo pongo pero adaptarlas a vuestro apetito, todos no comemos igual.
¿Comemos o qué?
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