Es
un aperitivo, muy tradicional en las barras de muchos bares, ideal para
"acallar" los estómagos hasta que llegue la hora de comer. Además al
ser picantes, más o menos, dependiendo de los sitios y gustos invitan a
acompañar unas cervecitas o unos culinos de sidra.
Hay muchas recetas de patatas bravas; esta la vi en el blog ¿Se puede repetir? que tiene varias.
Necesitamos:
Patatas, cebolla, tomate triturado, pimentón picante (o dulce si no queréis que piquen), 1/2 cucharada de azúcar, 1/2 vaso de vino blanco, AOVE y guindilla (opcional).
Empezamos pelando y partiendo las patatas en trozos irregulares.
Las freímos en abundante aceite de oliva.
Vamos preparando la salsa:
Picamos cebolla,
abundante y menuda, y la ponemos a sofreír en un poco de aceite, con sal y unas
guindillas.
Cuando la cebolla está transparente,
retiramos las guindillas y ponemos una cucharadita de azúcar y otra de pimentón
picante. Sofreímos.
Añadimos medio vaso de vino blanco, dejamos
que se evapore el alcohol y ponemos las patatas fritas y el tomate triturado.
Dejamos cocer muy despacito, sin revolver
para no romper las patatas hasta que se cocine el tomate.
¡Y listas!
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