Puede ser un aperitivo, si es una pequeña ración o
un entrante en una comida o una guarnición para un plato.
Necesitamos: pimientos asados, medallones de patata
cocida, aceite de oliva virgen extra y sal.
Para asar los pimientos empezamos lavándolos y
secándolos muy bien. Los embadurnamos con
un poco de aceite y los ponemos en el horno caliente, a 180º hasta que
estén asados.
Los pelamos, sin quemarnos, quitamos todas las pepitas, partimos en tiras y los dejamos en el caldito que han soltado al asarlos.
Los pelamos, sin quemarnos, quitamos todas las pepitas, partimos en tiras y los dejamos en el caldito que han soltado al asarlos.
Podemos hacer esta receta con pimientos en conserva, en ese
caso es necesario partirlos en tiras y pasarlos por la sartén, con muy poco
aceite.
Yo prefiero los pimientos frescos; no es demasiado trabajo asarlos y el sabor es diferente y, para mi gusto, mejor.
Yo prefiero los pimientos frescos; no es demasiado trabajo asarlos y el sabor es diferente y, para mi gusto, mejor.
Vamos cociendo las patatas, cortadas en medallones
gruesos. Cuando están (pinchamos para
comprobar) las escurrimos y dejamos templar.
Este paso parece muy fácil y tiene su dificultad.
Hay que cocer la patata en su punto justo sin que se deshaga y sin que quede
dura. El tiempo dependerá, entre otras cosas, del tipo de patata.
Para montar el plato ponemos una base de patata, con
una o dos rodajas y encima las tiras de pimiento asado, unas piedritas de sal y
chorro de aceite.
A este plato se le pueden añadir, por
ejemplo, unas anchoas, que van muy bien con la patata y el pimiento o unas
aceitunas negras, o cebolla caramelizada… todo depende de nuestro gusto.
En fin, probad y ya me contaréis.
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